Diario de León

La renuncia de Espinosa de los Monteros por la espiral ultra deja a Vox al borde del cisma

El ya exportavoz es el gran perdedor de la guerra entre integristas y liberales tras la apuesta de Abascal por Buxadé

Iván Espinosa de los Monteros, ayer, tras su despedida. FERNANDO ALVARADO

Iván Espinosa de los Monteros, ayer, tras su despedida. FERNANDO ALVARADO

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La marcha de Iván Espinosa de los Monteros de la cúpula de Vox adentra a la organización en la mayor crisis desde su nacimiento en diciembre de 2013. El cofundador del partido dijo adiós este martes en medio de una dura lucha intestina que sitúa a la formación al borde de un grave cisma. El hasta ahora portavoz de Vox en el Congreso comunicó al líder de la formación, Santiago Abascal, que no recogerá su acta en un encuentro que tuvo lugar el lunes en un ambiente «cordial», según fuentes de la formación. No obstante, ambos llevaban dos meses distanciados por la deriva que ha tomado Vox en los últimos tiempos, en la que el sector más integrista, con la bendición del propio Abascal, ha ido ganando peso mientras Espinosa y otros ‘liberales’ iban siendo arrinconados hasta el punto de convertirse casi en intrascendentes dentro del organigrama de poder del partido.

Espinosa, que seguirá como militante de base de la formación y «siempre a disposición del partido», anunció formalmente que abandona la política y que vuelve a la actividad privada en una comparecencia sin preguntas en el Congreso de los Diputados en la que evitó cualquier crítica pública a la actual cúpula de Vox o a su presidente, a pesar del mal ambiente de las últimas semanas. «Ha sido un privilegio colaborar con Santiago Abascal. Me marcho con la esperanza de verle más pronto que tarde en La Moncloa», afirmó el político dimisionario en su breve alocución.

Abascal tampoco quiso entrar en una disputa pública. En Twitter gradeció su «entrega» por lo «pasado juntos». «Tengo el convencimiento de que lo mejor está por venir, y que participarás muy activamente en ello», le escribió el líder del partido a su exmano derecha, al que definió ahora como «afiliado de lujo».

Pero lo cierto es que, más allá de las palabras corteses, la marcha de Iván Espinosa evidencia la fractura en dos del partido. El político madrileño fue el que ocupó el hueco que dejó la marcha de Macarena Olona como voz de Vox en el Parlamento en julio de 2022 en la que fue la primera gran crisis de la formación. Ahora es él quien decide abandonar la primera fila de Vox, evidenciando una nueva crisis -más grave que la de hace un año- por la guerra de poder entre las dos almas dentro del partido: los ultraconservadores católicos que van ganado esa batalla y los liberales, que se encaminan a la derrota.

Y es que Espinosa, en ese bando perdedor, según fuentes de su entorno, apenas mantenía relación con Abascal desde poco después de las elecciones municipales y autonómicas del pasado mayo. Los cambios introducidos por el presidente del partido en la organización, sobre todo en el plano ideológico y de control interno del partido, no gustaron al otrora hombre fuerte de Vox, que desde entonces solo había cruzado con el líder del partido algún que otro mensaje.

Las quejas de Espinosa por el rumbo de Vox se refieren, particularmente, a las nuevas incorporaciones al partido, la reducción de la presencia de mujeres en los órganos de dirección o el aumento de la influencia de corrientes religiosas en la línea política de Vox.

Diferentes fuentes del partido subrayaron igualmente el enfrentamiento desatado entre Espinosa y el cada vez más poderoso Jorge Buxadé. El vicepresidente de Acción Política de Vox y su mano derecha, Ignacio Hoces, representantes del ala más ultraconservadora y ultracatólica del partido, defienden unas políticas económicas proteccionistas que están muy alejadas de las ideas liberales de Espinosa.

Purga en las listas

Buxadé y su equipo, además, fueron los que confeccionaron las listas para las elecciones del 23-J, sin intervención ninguna del ‘ala moderada’ que encabezaba Espinosa, quien vio además que muchos miembros de su círculo más cercano o liberales de la vieja guardia (como el gurú económico Rubén Manso; el estratega mediático Víctor Sánchez del Real; o la consultora Mireia Borrás) eran apartados de las candidaturas.

A esa purga se sumó la táctica de socavar paulatinamente del liderazgo del partido en Madrid a Rocío Monasterio, esposa de Espinosa, apartándola de la primera línea y marginándola en la fundación Disenso. En esa guerra fraticida otro expeso pesado caído en desgracia, Javier Ortega Smith, mostró este martes su apoyo al dimisionario defenestrado. «Siento mucho tu dimisión y mucho más las razones que la provocan. Has luchado con lealtad, con generosidad y con sacrificio. Aunque algunos no han sabido reconocértelo, la inmensa mayoría tenemos una impagable deuda de patriotismo contigo», escribió en las redes sociales Ortega. Espinosa será sustituido por el médico Juan Luis Steegmann.

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