Diario de León

Los soberanistas le piden a Sánchez que «espabile» y se ponga a hablar en serio

El Gobierno de PSOE y UP esquiva la presión de los nacionalistas y les exige que renuncien a la unilateralidad

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Continúa el toma y daca en el centro del campo entre el Gobierno y sus posibles socios de investidura. Los soberanistas, vascos y catalanes, creen que Sánchez busca una negociación de última hora y que solo se meterá en harina cuando se acerque la fecha límite, allá por noviembre. En medio de este juego de nervios para ver quién cede antes por temor a la repetición electoral, ERC y el PNV, por separado, reclamaron ayer a los socialistas que «espabilen» y se «trabajen un poco más» la investidura.

Los republicanos dan por descontada y «acordada» la amnistía, por lo que reclaman al PSOE y a Sumar «un paso más allá». Ese plus pasa por reactivar la mesa de diálogo, que ahora ya se llamaría mesa de negociación y que debe abordar, según los secesionistas, el referéndum. Asimismo, reclaman avances en el traspaso de Cercanías a la Generalitat y proponen una ley de financiación singular para Cataluña que ponga en manos de la Generalitat la gestión y la recaudación de todos los impuestos. El Govern cifró ayer en 22.000 millones el déficit fiscal de Cataluña en un año, casi el 10% del PIB catalán.

Mientras, el presidente del EBB del PNV, Andoni Ortuzar, instó al presidente del Gobierno en funciones a «hablar ya en serio» sobre la investidura y también sobre la legislatura, algo que «también quiere» Junts, según dijo. El líder jeltzale, en Radio Euskadi, emplazó a Sánchez a mover ficha y a explicar que planes tiene más allá de la votación para su elección y en concreto sobre la «cuestión del modelo territorial y especialmente en los contenciosos nacionales que tienen Euskadi y Cataluña».

El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, viajó ayer a Barcelona. Esquivó la presión de los nacionalistas y reclamó a Junts «superar la tensión» del ‘procés’. El Gobierno lleva días advirtiendo a Puigdemont de que debe renunciar a la vía unilateral para negociar la amnistía. El expresidente de la Generalitat replicó el domingo que es él quien pone las condiciones. «Las condiciones no las pone quien te pide ayuda, esto va al revés», avisó.

Bolaños señaló que las «claves» de cualquier acuerdo deben pasar por la convivencia, concordia, mirar al futuro y superar los «años difíciles de los referéndums ilegales, leyes de desconexión, empresas que se fugaban y disturbios». El ministro Iceta aseguró por su parte que Puigdemont también «necesita un poco de ayuda» en las negociaciones.

Los independentistas, que no son tan optimistas respecto a la investidura como el Gobierno, se mantienen en las posiciones de máximos y no renuncian a la unilateralidad a la que se refería el ministro con las consultas ilegales y las leyes del referéndum. Puigdemont no tiene intención de aparcar la vía por las bravas.

Ni siquiera con una ley de amnistía, que concibe para poner el marcador a cero, no para pasar página como apelan los socialistas. ERC, tampoco. El protagonismo de Puigdemont ha eclipsado a ERC, cuyas posiciones se ven arrastradas por Junts.

Los republicanos exigieron ayer que la ley de amnistía esté al menos tramitada antes de la investidura de Pedro Sánchez.

La semana pasada, los de Junqueras abrieron la mano en la negociación y afirmaron que les bastaría con que Sánchez firmara un compromiso por escrito con un calendario para su aprobación. Junts, en cambio, sí que insistió en que tiene que estar aprobada antes de la votación de investidura.

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