POLÍTICA MADRID
Ayuso encara la recta final de año con una oposición debilitada en la Asamblea de Madrid
Tras la dimisión de Juan Lobato (PSOE) después de perder el pulso con Ferraz, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (PP), encara la recta final del año en la Asamblea con una oposición debilitada, en un mes con mucha actividad parlamentaria con la aprobación de los presupuestos regionales de 2025.
Tras la dimisión de Juan Lobato (PSOE) después de perder el pulso con Ferraz, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso (PP), encara la recta final del año en la Asamblea con una oposición debilitada, en un mes con mucha actividad parlamentaria con la aprobación de los presupuestos regionales de 2025.
Diciembre suele ser un mes muy activo parlamentariamente, con el debate de las enmiendas parciales a las cuentas públicas y su aprobación definitiva a final de año, unido a que el Gobierno de Díaz Ayuso suele llevar a la Asamblea proyectos de calado para su entrada en vigor con el inicio del año nuevo.
Haciendo uso de su mayoría absoluta, el Gobierno de Díaz Ayuso no tendrá ningún problema para sacar adelante los proyectos pendientes, como los presupuestos de 2025; la nueva ley ómnibus que modifica 10 normativas en materia de medio ambiente y ordenación del territorio; o la nueva reforma de las leyes Lgtbi y Trans promovida por el PP que enmiendan las aprobadas hace menos de un año, que los populares podrían activar para su debate y aprobación antes de que acabe el año.
Los plenos de la Asamblea estarán en diciembre, previsiblemente, cargados de contenido, en un contexto con una oposición en la Cámara regional que acaba mermada en la recta final del año.
Ayuso acaba el año con la oposición tocada
Desde el inicio de la legislatura, se ha producido una progresiva debilitación de los grupos de la oposición, que comenzó con la marcha de Mónica García que dejó un agujero en Más Madrid para tomar las riendas del Ministerio de Sanidad.
Continuó hace unos meses con la salida de Vox de Rocío Monasterio tras ser relegada por la dirección nacional; y ha culminado con la dimisión de Lobato, el último líder de la oposición que se había presentado frente a Ayuso en las elecciones de 2023 y que aún resistía en la Cámara regional.
La salida del ya exsecretario general del PSOE de Madrid se ha visto motivada por la controversia de acudir a un notario con una conversación privada con un cargo de Moncloa, Pilar Sánchez Acera, sobre la confesión del novio de Díaz Ayuso, tras lo cual ha tenido que declarar este viernes ante el Tribunal Supremo en la causa abierta contra el fiscal general por revelación de datos de González Amador.
Hasta la celebración de primarias que designen un nuevo secretario general, el PSOE se ha quedado temporalmente sin líder en Madrid. De momento, Jesús Celada será el portavoz del grupo parlamentario y el socialista que confronte con Díaz Ayuso en la Asamblea, a la espera de confirmar las quinielas que sitúan al ministro de Transformación Digital, Óscar López, como próximo sucesor de Lobato.
En las filas de Más Madrid, la estabilidad que trasladaban con su portavoz, Manuela Bergerot, se ha visto truncada por el caso Íñigo Errejón tras la denuncia por una presunta agresión sexual, y que ha generado una crisis en el grupo parlamentario por los cruces de acusaciones con la diputada Loreto Arenillas al negarse a dejar su acta, después de ser señalada por la dirección de la formación por encubrir uno de los casos con los que se acusó al exportavoz del Congreso de Sumar.
Y en la bancada más a la derecha del hemiciclo, Díaz Ayuso tiene a Vox recomponiéndose tras el cese de Monasterio, cuya sustituta, Isabel Pérez Moñino, trata de ganar terreno al PP con discursos más duros.
Así, a la presidenta madrileña se le presenta un final de año aparentemente llevadero en la Asamblea, salvo imprevistos.
Entre tanto, continúa la investigación a su pareja, Alberto González Amador, por presunto fraude fiscal y falsedad documental, a la espera de ver su evolución y, paralelamente, la causa abierta contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por las presuntas filtraciones sobre el empresario, que ya ha dejado a Lobato como primera víctima.
Esperanza Ronda