Ábalos dice que fue engañado Asegura que tratan de llegar a un acuerdo
La letra pequeña del contrato del piso de lujo
Aldama afirma que entregó el inmueble como «garantía» de dos millones en futuras mordidas

Imagen que obra en el sumario del empresario Víctor de Aldama. efe
Es, por ahora, la única prueba de calado que ha aportado Víctor de Aldama para tratar de sostener sus graves acusaciones. Es el ya famoso contrato que el 24 de abril de 2019 firmaron el empresario y el entonces ministro de Fomento, José Luis Ábalos, sobre el alquiler con derecho a compra de una vivienda de lujo en el número 164 del Paseo de la Castellana de Madrid. Se trata de un inmueble que, según el conseguidor, estaba «valorado entonces en aproximadamente 1,9 millones de euros, antes de su reforma», por lo que Ábalos —explica De Aldama en su último escrito remitido al Congreso— en realidad «no tenía capacidad financiera para afrontar» su compra o su alquiler de 2.500 euros mensuales. Por entonces, el exministro tenía una retribución anual bruta de poco menos de 75.000 euros y unos gastos abultados con dos exmujeres y una tercera familia.¿Qué sentido tenía entonces ese contrato? Ahí surgen las versiones contrapuestas sobre este documento tan peculiar. De Aldama dice que era ficticio y que jamás se pretendió ni el alquiler ni la venta del piso. Ábalos, que fue engañado por el conseguidor porque le coló un piso con ‘okupa’. Spoiler: la versión del ministro presenta una importante laguna. Versión de la supuesta parte vendedora/arrendadora. En su escrito al Supremo, Víctor de Aldama sostiene que ese contrato en realidad era una «fiducia». Es decir, se ponía en manos del entonces titular de Fomento el inmueble como «garantía» del «cumplimiento del compromiso por parte de determinadas constructoras de abonar comisiones si resultaban adjudicatarias de determinados contratos públicos, pre-adjudicados, esto es, decididos antes de su licitación». O sea, el empresario afirma que entregó ese piso de su propiedad en ‘prenda’ para acabar de convencer a Ábalos de que sus maniobras para amañar concursos iban a tener una recompensa monetaria futura. «No en vano, como explicó el señor De Aldama en su declaración (.) José Luis Ábalos, pretendía una comisión que se acercaba a dos millones de euros.