El Reino Unido acoge con dolor a sus muertos
El Reino Unido recibió ayer la primera partida de féretros procedentes de Irak. Los actos de recibimiento de los primeros diez soldados abatidos en el conflicto recordaron por su solemnidad y honores militares a la llegada del féretro que portaba el cuerpo de la Princesa de Gales tras su fallecimiento en accidente de tráfico en París. Los actos de ayer se teñían aún más trágicos al tratarse de soldados abatidos por «fuego amigo» y fallecidos en un accidente. El avión de transporte C-17 Globemaster tomó tierra al mediodía en la base militar de Brize Norton, en el condado de Oxfordshire. Los féretros fueron envueltos en la Union Jack, la bandera británica, mientras músicos de la Tercera Brigada de Comandos de Marines interpretaba la Marcha Fúnebre de Handel. Tres capellanes leyeron varios pasajes bíblicos mientras fueron descendidos del avión uno a uno los cuerpos de los soldados, el primero el del marine Ian Seymour. En representación del Gobierno se encontraba el ministro de defensa Geoff Hoon, y por la familia real el príncipe Andrés, así como altos cargos del ejército. Mientras los féretros eran conducidos a un recinto de la base, los familiares en profundo silencio pudieron rendir saludo a los fallecidos inclinando la cabeza a su paso. Más tarde los familiares pasaron al recinto acondicionado como mortuorio para reconocer los cadáveres. Allí tuvieron la oportunidad de recibir el pésame personalmente del príncipe Andrés, veterano de la Guerra de Las Malvinas. El perímetro de la base aérea se veía salpicada de ramos de flores depositadas por los vecinos. La sensación general es que estas imágenes se van a repetir en los próximos días y semanas. La llegada de los primeros muertos británicos del conflicto de Irak coincidía con un día de manifestaciones en todo el Reino Unido en contra de la guerra organizadas por la coalición Stop the War (Detener la Guerra). Una de las manifestaciones tendrá lugar en los alrededores de la BBC para exigir una mayor cobertura informativa sobre la muerte de civiles iraquíes. Fueron miles las personas que se manifestaron por las principales ciudades del Reino Unido, en especial Londres y Edimburgo. Como contraste en Exeter se celebró una manifestación de apoyo a los soldados destinados en Irak.