Siete días perdidos en el desierto

Sin casi comida ni manera de escapar, dos soldados estadounidenses sobrevivieron siete días enteros en el desierto iraquí antes de ser rescatados por unos marines que los encontraron de pura casualidad. Una patrulla de helicópteros los detectó el viernes pasado enterrados en trincheras que habían cavado en la arena. Aún se desconocen las razones exactas por las que estaban perdidos en medio de la nada y las autoridades se encuentran actualmente investigando el incidente. Según publicó ayer el diario The New York Times, cuando fueron rescatados, Jeffrey Klein, de 20 años de edad, y Matthew Koppi, de 22, dos mecánicos de la Tercera División de Infantería del Ejército estadounidense, tenían buen ánimo, mucha hambre y amplias muestras de cansancio. Al decir de los soldados, se les ordenó que fueran a remolcar el coche de un oficial que se había estropeado en la ruta hacia Bagdad. Pero en medio del camino falló el embrague de su propio camión y, cuando se comunicaron con la base con un sargento de su unidad, les ordenó que se quedaran donde estaban, asegurándoles que mandaría un convoy a buscarlos. Al ver que pasaban los días y nadie llegaba a su encuentro, los soldados cavaron trincheras para esconderse y defender su posición, alternaron las guardias de noche y dibujaron un SOS gigante en la arena. Estuvieron varios días sin comer, ya que habían regalado gran parte de sus víveres a los civiles iraquíes que se habían acercado a su camión antes de que se estropeara. Según uno de ellos, varios vehículos blancos sospechosos con pasajeros vestidos de árabes desaceleraron la marcha para ver el camión, pero ninguno de ellos se detuvo. «Algun fedayín pudo haber pasado cerca de nosotros. Pero es posible que renunciaran a iniciar un combate cuando vieron que estábamos armados y bien protegidos en la tierra», cuenta Klein. Koppi relata que pasó los días escribiendo poemas a su mujer, que dio a luz a su hijo diez días antes de su movilización. Tras ser rescatados, los soldados fueron trasladados a la base de Camp Udairi, en el norte de Kuwait. Después de un examen médico, se les dio uniformes nuevos, una comida caliente y se les dejó una noche entera de sueño. Entretanto se informó de su rescate a su unidad y se comenzó la investigación para determinar qué es lo que había ocurrido.