Diario de León

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Colas para querellarse contra Aznar

Imagen de las colas que se formaron ayer ante el Tribunal Supremo

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Alfonso Torices - MADRID.
León

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Cientos de personas hicieron cola ayer ante la sede del Tribunal Supremo, en Madrid, para sumarse a la querella presentada contra el presidente del Gobierno, José María Aznar, por la posible comisión de delitos penales con su apoyo a la guerra en Irak. La querella, interpuesta el 2 de abril pasado por la Asociación Libre de Abogados (ALA) y la plataforma Cultura contra la Guerra, y apoyada inicialmente por la firma de 85 actores y abogados, fue rubricada ayer por un mínimo de 400 personas más. La demanda penal, presentada ante la Sala Especial del Tribunal Supremo dada la calidad de aforado del presidente del Gobierno, considera que Aznar, con su importante respaldo a la invasión, podría haber incurrido en varios delitos contra la comunidad internacional, recogidos en el capítulo XXIV del Código Penal. Este capítulo describe infracciones como el genocidio y los delitos contra los bienes y las personas protegidos en caso de guerra. La noticia de que los ciudadanos podían adherirse de una forma sencilla a esta querella se divulgó el jueves en la concentración de la Puerta del Sol madrileña, que reunió a decenas de miles de personas para pedir el fin de la guerra y homenajear a los dos periodistas españoles fallecidos. La respuesta fue la llegada, ayer por la mañana, de centenares de ciudadanos a la puerta del Supremo para sumarse a la denuncia. Los guardias de seguridad y los policías de vigilancia, desbordados por la afluencia, tuvieron que fragmentar las entradas en grupos de 15 personas que se dirigían a la secretaría de la Sala Especial para identificarse con el DNI y firmar una escrito tipo. La posibilidad de sumarse a esta iniciativa continúa hasta final de mes y sólo precisa de acudir al Supremo para pedir adherirse a la causa especial 142/2003 y rellenar el correspondiente escrito. Dos de los primeros de la cola eran Javier y David Couso, los hermanos del cámara de Telecinco asesinado en Bagdad, que se sumaron a la querella contra Aznar. Unos minutos antes, ambos acudieron al Ministerio de Asuntos Exteriores para presentar un escrito en el que le exigen al Gobierno, entre otras seis cuestiones, que requiera al Ejecutivo de EE. UU. para que informe bajo qué mando se produjo el ataque al Hotel Palestina que mató a su hermano y para que identifica que a los ocupantes del tanque que lanzó el proyectil. El escrito también exige que España presente una protesta diplomática ante EE. UU. por el asesinato, que el Ejecutivo español persiga a los responsables penales de la muerte, que Exteriores aclare si tenía conocimiento de que el hotel había sido declarado objetivo militar y si es así que diga por qué no lo comunicó, y que se informe a la familia de las circunstancias que rodearon la muerte y de las gestiones que se han hecho ante la Administración estadounidense para aclararla. Se aconseja seguir en Bagdad El Ministerio de Asuntos Exteriores, a través de una nota oficial de la Oficina de Información Diplomática (OID), desaconsejó ayer a la treintena de corresponsales de guerra españoles destacados en Bagdad que intenten abandonar la ciudad. La posición es ahora radicalmente contraria a las directrices dadas el lunes y martes pasados por el Ministerio de Defensa como consecuencia de las muertes de dos corresponsales españoles, que reclamaban la salida inmediata de Irak del resto de periodistas nacionales. La OID, en un escrito remitido a los directores de todos los medios de comunicación españoles, asegura que, por las informaciones de que dispone, «la situación es insegura y no parece aconsejable salir de Bagdad». El aviso responde a las noticias que señalan que un grupo de periodistas españoles organizaba ayer mismo un convoy de vehículos para dejar la capital iraquí el sábado, con destino a la vecina Jordania. Ante esta posibilidad, el Gobierno reiteró que no es recomendable la partida «hasta que no haya mayores garantías de seguridad». El ministerio señala también que una vez que sea posible abrir el espacio aéreo iraquí ahora cerrado por el conflicto, situación que se podría producir en unos 10 ó 15 días, «estudiará la posibilidad de enviar un avión para que los periodistas que quieran puedan abandonar Bagdad».

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