Diario de León

«Podíamos escuchar los obuses caer sobre los edificios en los que estábamos retenidos» James Riley (sargento) Los soldados ya han sido trasladados a Kuwait para recuperarse de sus heridas y regresar a casa

Los siete prisioneros liberados afirman que no fueron maltratados

Los siete ex prisioneros de guerra es

Los marines Curney Rusell (izquierda) y Christopher Castro, sonríen tras ser rescatados el domingo

Los marines Curney Rusell (izquierda) y Christopher Castro, sonríen tras ser rescatados el domingo

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AFP - WASHINGTON.
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«Llegó un momento en el que creí que nos iban a matar», dijo Shoshana Johnson, una cocinera de 30 años que integraba la compañía de Mantenimiento 507, que fue emboscada el 23 de marzo, después de equivocar la ruta cerca de Nasiriyah, en el sur de Irak. Durante el ataque recibió disparos en ambos talones. El soldado Patrick Miller, de 23 años, le preguntaba regularmente a sus guardias si iban a matarlos. Le contestaban que no. «Pero de todos modos no les creía, por lo que seguí preguntándoles», dijo Miller. El sargento James Riley, de 31 años, describió la emboscada. «No fue una emboscada pequeña, fue toda la ciudad y nos dispararon de frente, espalda e izquierda» mientras corríamos de una a dos millas a lo largo de una ruta. Todos tenían sus armas atascadas debido a la arena, mientras viajaban desde Kuwait. Riley intentó cargar manualmente su rifle automático M-16, pero se dio cuenta de que «ellos eran demasiados». Los atacantes en un principio saquearon los camiones capturados, pero luego enfocaron su atención hacia los prisioneros. Miller dijo que «un par de personas me pegaron, un par de personas me golpearon en la espalda con palos». En cambio cuando descubrieron, después de abrirle el uniforme, que Johnson era una mujer, los iraquíes la trataron «muy bien», según indicó ella misma. Aunque «no sé por qué». En general todos afirmaron que después de la captura no fueron maltratados. Indicaron que desde sus celdas escuchaban los bombardeos, a veces muy cercanos. «En algunos momentos podíamos escuchar los obuses tirados por los aviones A-10 caer sobre los edificios en los que estábamos detenidos», recordó el sargento James Riley. El oficial David Williams, de 30 años, era uno de los dos pilotos a bordo de un helicóptero Apache que tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia. Ambos nadaron a través de un canal lo más lentamente posible, con solo sus cabezas a la vista, pero cuando los residentes locales armados los apuntaron, decidieron rendirse. Los residentes «nos pegaron un poco, uno de ellos con un palo», y luego fueron depositados en la parte trasera de un camión. Sus captores se detenían periódicamente «para mostrarle a todos que habían capturado estadounidenses». Ambos grupos de prisioneros fueron reunidos dos días después de haber sido capturados. Los felices familiares de los soldados rescatados manifestaron a la televisión estadounidense este domingo que el Pentágono les había confirmado el rescate. El padre del copiloto del helicóptero Apache, el oficial Ronald Young, dijo a la CNN que reconoció a su hijo en un video mostrado en la cadena y que le sorprendió lo bien que se le veía. Un representante del Pentágono confirmó oficialmente su liberación unos 30 minutos después, a la familia en Lithia Springs, Georgia. «Estoy en éxtasis», dijo el padre. «Parecía que le había crecido un poco la barba y que perdió un poco de peso», agregó. «Lo principal para mí es saber que está bien», dijo Young. «Es un alivio. No saben lo que significa. Es casi como si fuera Navidad, Año Nuevo y todo junto».

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