«No era un historiador del dato frío, calculado, sino que transmitía»

«Lo siento muchísimo, porque le tenía un gran afecto, era un ser singular y un hombre extraordinario como leonés y como amigo. No era un historiador del dato frío, calculado, sino que transmitía y hacía cercano su conocimiento. Ponía el alma en lo que escribía y éso siempre llega a los demás. Tenía unos enormes valores humanos. Coincidimos mucho en la Casa de León en Madrid, en debates, y anualmente en Astorga, cuando él venía a veranear. Le gustaba charlar y visitar los restos arqueológicos. Cuando yo tenía algún descubrimiento de Astorga y la maragatería se lo comentaba y él me regaló muchas de sus obras, que me gusta leer. Sus libros encierran mucha sensibilidad». P. Infiesta.