Diario de León

Agentes antidisturbios escoltarán a los ediles que apoyan la moción de censura | Crónica | Luchas internas y externas |

El PA expedientará a sus concejales si apoyan la moción de Marbella El sueño marbellí de «Cachuli» toca a su fin en sólo 42 días

Todo apunta a que el voto de censura prosperará y Julián Muñoz dejará de ser el alcalde marbellí

Muñoz ayer, en el que todavía era su despacho

Muñoz ayer, en el que todavía era su despacho

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Enrique Clemente - enviado especial | marbella e. c. | marbella
León

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Agentes antidisturbios y de paisano, coordinados con la Policía Local, formarán un dispositivo de seguridad para proteger a los ediles firmantes de la moción de censura que con casi seguridad derribará hoy a Julián Muñoz. El portavoz andalucista en la ciudad, Carlos Fernández, mantuvo ayer una reunión con el comisario provincial de Málaga para «garantizar la protección», ya que «el alcalde ha dicho que no puede controlar la calle». Los concejales que votarán la propuesta mantendrán hoy un desayuno de trabajo antes de partir juntos en un autobús para asistir al pleno más tenso e importante de la historia de la ciudad. El vehículo, según Fernández, llegará «lo más cerca posible del ayuntamiento». Los policías se encargarán de escoltarlos el resto de camino que hagan a pie hasta el consistorio. La seguridad en el interior del mismo correrá a cargo de agentes locales. Doce de los ediles llevan varios días retirados de Marbella; en Lisboa primero, luego en el norte de España y finalmente en las afueras de Madrid, para preparar el próximo equipo de Gobierno. En un último intento de evitar lo inevitable, el Partido Andalucista (PA) amenazó ayer a sus tres concejales en esta ciudad con la apertura de un expediente disciplinario si respaldan hoy la moción. Sin embargo, pocos dudan de que desobedecerán a su partido y contribuirán a que Marisol Yagüe se convierta en la primera alcaldesa marbellí. Así lo indican las palabras de Carlos Fernández: «Por encima de todo están los ciudadanos de Marbella». En esta ciudad se da por seguro que Fernández y Pedro Pérez votarán a favor, pero se tienen unas mínimas dudas acerca de que haga la joven abogada y economista María José Lanzat, a la que el PA considera leal al partido, ya que es hija de uno de los históricos del andalucismo en Marbella. Por su parte, Javier Arenas aseguró ayer que por el momento «no se dan los supuestos para disolver el ayuntamiento de Marbella», pero reconoció que el ministerio de Administraciones Públicas está estudiando la situación. Quiere aparentar tranquilidad («me quedaré tan fresco» si triunfa la moción, dice), pero está tenso, más que enfadado cabreado. Es el último día como alcalde de Marbella de «Cachuli», como le llaman en su pueblo (El Arenal, Ávila); el novio de la Pantoja, según le conocen las marujas; y Julián, el nombre por el que todos se dirigen aquí al alcalde. Cuando este periodista le pregunta si no ha sido demasiado ingenuo pensando que su antiguo protector le dejaría ir por libre, se lo piensa y responde: «En 12 años he tenido varios rifirrafes con él, pero me sorprende mucho que Jesús Gil haya sido capaz de pactar con Isabel García Marcos, la que le metió en la cárcel, y con Carlos Fernández, al que echó porque dijo que se había quedado con 300 millones». «¿Cómo es posible que votaran por mí hace 42 días y ahora digan que Marbella es ingobernable?», se preguntaba ayer el ex integrante del Grupo Independiente Liberal. Indignado ante lo que considera un «atentado contra la democracia» y un «golpe de Estado» urdido por Gil y el ex gerente de Urbanismo Juan Antonio Roca se queja de que «al político más insignificante le dan 100 días y a mí ni eso». Cuando le recuerdan que la ex socialista Isabel García Marcos le ha acusado de intentar comprarla y de enviar matones con pistolas para intimidar a familiares de concejales firmantes de la moción, afirma: «las únicas armas que hay son las seis boquitas que no van a estar calladas». Sobre las medidas de protección que reclaman sus adversarios, contesta: «¿Protección de qué y por qué? Nosotros seis no nos escondemos, que den la cara, que no pasa nada». Si se habla de disensiones entre sus concejales fieles dice: «Aquí no hay disensiones, hay cojones». El sueño marbellí de «Cachuli», la versión cutre y hortera del sueño americano, toca a su fin. A este hombre hecho a sí mismo sólo le queda -¿le quedará?- la Pantoja. Y sus muchos millones, sus coches de lujo y sus carísimos e incontables relojes.

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