Diario de León

El monarca apela al «espíritu conciliador» para evitar los «planteamientos que pueden poner en peligro la estabilidad»

El Rey pide «prudencia» pero también «diálogo» para guardar la Constitución

«Nadie puede arrogarse como propia ni rechazar como ajena la Carta Magna» «¿Qu

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Gonzalo Bareño - redacción | madrid
León

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El Rey don Juan Carlos defendió ayer la vigencia de la Constitución, aprobada hace 25 años, y afirmó que «nadie puede arrogarse en exclusiva como propia ni rechazar como ajena» la Carta Magna. En un solemne acto celebrado en el Con-greso, el Rey pronunció un discur-so cargado de contenido político en el que hizo veladas advertencias a quienes proponen la superación de la Constitución pero también llamamientos a mantener el «es-píritu conciliador» que permitió aprobar un texto que calificó de «flexible». El monarca aprovechó para «desde la posición que me asigna la Constitución» dirigir una «llamada a la prudencia y a la responsabilidad, a los hábitos del diálogo sincero, del consenso y la moderación, para preservar y fortalecer juntos los pilares esenciales de nuestra convivencia». Ante los diputados y senadores, el Rey recordó que la Constitución fue «redactada sobre la concordia» y fue el reflejo «del más amplio y generoso consenso alcanzado nun-ca por los españoles». Recordó que el pasado constitucional de España «estuvo cargado de problemas, de-rivados de la preponderancia de un constitucionalismo parcial y, a la postre, poco integrador». Y tam-poco ocultó que la Constitución «parte de una transición tan ejemplar como compleja». Sólo «la fe y el entusiasmo» de los españoles por recuperar la libertad y la democracia permitió, según el Rey «superar los rencores y divisiones». Homenaje a los ponentes Veinticinco años después, el Rey homenajeó en primer lugar a los españoles que, al respaldar la Constitución, «asumieron la definición de su propio destino». Y también a los constituyentes «que aportaron lo mejor de sí mismos, correspondiendo a la confianza que el pueblo español había depositado en ellos». Y en particular destacó «la acertada e histórica labor realizada por los ponentes» que hicieron del consenso y del interés general «el norte de su buen hacer». Tras estos agradecimientos, el monarca glosó el avance económi-co y social que ha experimentado España y que, según dijo, no hubie-ra sido posible «sin la estabilidad política, socila y económica que asegura la vigencia y respeto de nuestra Constitución». Aseguró que esa estabilidad se basa «en el ejercicio democráti-co y equilibrado de los poderes del Estado y en la vertebración territorial de España». Fue en ese momento cuando condenó de manera «rotunda» el recurso «a la violencia y a la barbarie terrorista». «El terrorismo, siempre inhumano e inmoral, nunca quebrará nuestra fe en la democracia, en el Estado de Derecho y en el amor a la paz», afirmó el Rey. Realizó también un sentido homenaje a las víctimas del terrorismo, «verdaderos mártires de la libertad y la democracia». Calificó de «gran hallazgo» el ha-ber entendido «la unidad nacional en la diversidad solidaria y justa». «La Constitución es el marco sólido, estable y flexible» que permite además, según el Rey, «afrontar nuestros problemas y anhelos dentro del respeto a las reglas de juego adoptadas libre y democráticamente, evitando planteamientos que puedan poner en peligro la estabilidad y la seguridad de todos». «No dilapidemos -dijo- el caudal de entendimiento acumulado en torno a nuestra norma fundamental». Para finalizar, reiteró el «afán de la Corona» por servir «a los «españoles -y aquí el Rey añadió un «a todos los españoles» sobre el texto distribuido- y aseguró que el Príncipe de Asturias garantiza la continuidad de ese compromiso.

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