Diario de León

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Sonsoles no quiere cambiar

La esposa de Zapatero está agobiada por lo que se le viene encima, pero está dispuesta a luchar con uñas y dientes para preservar su intimidad y conservar su puesto de soprano

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Enrique Clemente - redacción | madrid
León

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Está preocupada, agobiada, incluso asustada, por el espectacular cambio de vida que se le viene encima. Así lo aseguran personas que conocen bien a Sonsoles Espinosa, de 42 años, que está a punto de convertirse en la esposa del presidente. Un papel cuya función no está escrita ni delimitada, vacío de contenidos concretos, pero de una gran importancia simbólica y mediática. «No te preocupes, lo harás muy bien», le dijo la Reina por teléfono para tranquilizarla y felicitarla tras la victoria del PSOE. Fuentes consultadas en León coinciden en asegurar que le va a costar mucho hacer vida social y adaptarse a la nueva situación. Sonsoles Espinosa es muy rígida y co-herente en sus planteamientos vitales y cree que hay separar totalmente la vida familiar, que defiende con uñas y dientes, de la pública, en la que el único protagonista es Zapatero. La sobreexposición pública que va a soportar es algo que la incomoda profundamente. Discreta, callada, con carácter, defensora tozuda e irreductible de su espacio y de sus posiciones frente a su padre y a su marido -como la define Óscar Campillo en su biografía de Zapatero-, Sonsoles quiere fortificar su intimidad, mantener su forma de ser y conservar su trabajo cuando se convierta en la mujer del presidente. Pretende seguir cantando en el Coro del Teatro Real, donde ejerce como soprano, porque la música es su pasión, y le angustia no poder acompañar a sus compañeros en sus actuaciones. Por eso ha preguntado recientemente al servicio de seguridad si podía ir con ellos a una actuación en Murcia. La respuesta fue positiva. Ya veremos lo que ocurre más adelante. Vencer la timidez Sabe, y está dispuesta a hacerlo, que deberá vencer esa timidez que a veces le impide romper el hielo cuando le presentan a desconocidos. Pero es perfectamente consciente de que a ella no la eligieron los votantes, sino Zapatero cuando se enamoró de ella a primera vista en la facultad. Cuando su marido fue elegido contra todo pronóstico secretario general del PSOE, en julio del 2000, ella lloró desconsoladamente. Estaba contenta por lel éxito de José Luis, pero sabía que se había acabado la tranquilidad y vivir en León y debía trasladarse a Madrid. Ahora la transición va a ser aún más fuerte. En la noche de1 14-M reaccionó como entonces e incluso tuvo una bajada de tensión. «Por un lado estoy alegre y por otro triste», cuentan que dijo. Hasta ahora ha podido preservar totalmente la imagen de sus hijas, Laura y Alba, de 10 y 8 años, que nunca aparecen en público ni mucho menos en los mitines. No se han publicado fotos suyas recientes. Espera que eso no cambie. Parece evidente que Sonsoles va a seguir en este aspecto el camino marcado por Carmen Romero. La mujer de Felipe González nunca ejerció de «presidenta», sino que pasó a un discreto segundo plano, remarcando su perfil de mujer independiente, interesada en la política desde joven y apasionada por la cultura. A pesar de que sus hijos fueron asediados por la prensa, sobre todo del corazón, poco se supo de ellos. Fue diputada, pero siempre separó su carrera de la de su marido. Estilo Botella El de Ana Botella fue un estilo completamente diferente. Le ha gustado figurar, tener su propio protagonismo, dar sus opiniones sobre los asuntos más variados. Mucho antes de que diera el salto a la política como concejala del Ayuntamiento de Madrid. No se ha conformado con ser una mujer florero, sino que incluso llegó a presentar un espacio en un telediario de Tele-5. Cuando llegó a La Moncloa cambió la decoración, las tapicerías, quiso dar su estilo a una casa que consideraba fría e impersonal. En su reciente libro Mis ocho años en La Moncloa alude a su vida en el palacio: «No podía imaginar lo que escondía ese pequeño mundo, sus normas no escritas, sus costumbres asentadas a lo largo de sus años y sus manías. Nadie me lo explicó: lo fui descubriendo poco a poco». Sonsoles lo tendrá que averiguar ahora.

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