Diario de León

Simultáneamente explotaron otros artefactos en Ávila, Valladolid, Ciudad Real, Málaga, Alicante y Santillana del Mar

Una bomba sin heridos en la Pícara sella el odio de ETA a la Constitución y a León

Destrozó la cafetería Lleras 38, que había sido desalojada por la Policía junto a los otros bares de la zona

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Luis Urdiales/Juan Vázquez - león
León

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La Policía tuvo el tiempo justo para desalojar los concurridos bares de la zona de tapeo de la plaza de la Pícara Justina antes de que a la una y media de la tarde hiciera explosión la bomba que estaba escondida en el altillo del lavabo de caballeros de la cafetería Lleras 38 , donde los asesinos habían desatornillado la rejilla de ventilación para introducir la bomba, compuesta por entre 300 y 500 gramos de explosivo. El aviso se había producido sólo 50 minutos antes, cuando un comunicante anónimo anunció en nombre de ETA la colocación de seis artefactos en Ávila, Valladolid, Ciudad Real, Málaga, Alicante, Santillana del Mar y León, en algunos casos con detalles muy deficientes sobre la colocación de las bombas; de hecho, en el caso de la de León, el portavoz de los criminales dijo que había sido colocada en la plaza Pica Justa, por lo que hubo que interpretar que se trataba de la Pícara Justina. La imprecisión tuvo más consecuencias en la localidad cántabra de Santillana del Mar, plagada de visitantes en este puente, donde la explosión hirió a una mujer y una niña, que sufrieron cortes leves en las piernas. La rápida actuación policial permitió en León desalojar los concurridos bares de la zona, pero no así a los inquilinos de los edificios, que fueron saliendo de sus casas al conocer la amenaza; una de estas vecinas tuvo que ser atendida al sufrir una conmoción nerviosa después de escuchar la explosión al lado de su casa. Tras el estallido, un ruido seco de apenas un segundo, los marcos de madera del escaparate de la cafetería cedieron ante la mirada de cientos de ciudadanos indignados que observaban la escena desde fuera del cordón de seguridad que se estableció en todas las calles que confluyen en la plaza. Los artificieros de la Guardia Civil, con la ayuda de Katia , una perra labrador adiestrada para encontrar explosivos, se cercioraron durante la hora y media siguiente de que no había más trampas en la zona. La alarma volvió cuando el propietario de un bar próximo dijo que en su local había una maleta que alguien se había dejado olvidada hace dos días, aunque resultó estar vacía. Los bomberos también realizaron una primera revisión del edificio afectado, un inmueble muy antiguo, y en principio no creen que haya sufrido daños en su estructura, aparte de algunas ligeras grietas en la fachada y del destrozo en el interior de la cafetería Lleras 38 , que sí resultó considerable. Pasadas las tres de la tarde, una vez descartada la existencia de otros artefactos, se levantó el dispositivo, aunque la Policía Científica siguió durante toda la tarde recogiendo pruebas en el interior del local en el que se colocó la bomba.

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