Zapatero debatirá el plan Ibarretxe en el Congreso, pero no negociará

El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero no piensa negociar con el de Juan José Ibarretxe su proyecto de Nuevo Estatuto Político de la Comunidad de Euskadi aprobado el pasado jueves en el Parlamento vasco. El Ejecutivo central cree que debe abrirse el debate en el Congreso y en ese foro rechazar con los votos la iniciativa para que sea devuelta a Vitoria. El PP discrepa de esta visión y es partidario de impedir siquiera la toma en consideración del texto y recurrir su contenido ante el Tribunal Constitucional. El lendakari solicitó a Rodríguez Zapatero nada más aprobarse su plan, gracias a los votos de tres diputados de la ilegalizada Batasuna, abrir una negociación «de inmediato». Pero todo parece indicar que no va a ser así porque, en palabras del ministro de Administraciones Públicas, no va a haber «una negociación de Gobierno a Gobierno», lo que no quiere decir que no vaya a haber «diálogo». El jefe del Ejecutivo, dijeron fuentes gubernamentales, está dispuesto a recibir a Ibarretxe y le comunicará su rechazo a la reforma porque desborda la Constitución y no se ha ajustado a los cauces legales de modificación del Estatuto de Gernika. Jordi Sevilla pidió «tranquilidad» ya que el proyecto no se va a aprobar en las Cortes Generales, y si a pesar del rechazo el lendakari insiste en celebrar un referéndum, no podrá hacerlo porque «habrá medidas legales» que lo impedirán. El ministro no aclaró si se refería a nuevas disposiciones jurídicas o a la aplicación de las vigentes. Medidas en el aire Durante el anterior Gobierno de José María Aznar, el PP aprobó en el Congreso una reforma en el Código Penal para sancionar con penas de tres a cinco años de prisión la convocatoria ilegal de consultas populares, pero los socialistas tras su llegada al Ejecutivo presentaron un proyecto para derogar ese castigo y que se encuentra en pleno trámite parlamentario. El Gobierno de Rodríguez Zapatero no es partidario de tomar decisiones excepcionales «ni hacer dramas» y prefiere que el plan Ibarretxe llegue a las Cortes y, según Sevilla, que «se sigan los trámites». Es decir, que se registre, sea calificado por la Mesa del Congreso, que deberá resolver si cumple los formalismos legales para ser admitido, y que el pleno de la cámara vote su toma en consideración. Ése puede ser el momento para que una aplastante mayoría rechace la iniciativa. Han garantizado el voto en contra PSOE, PP e IU -que suman el 90% de los diputados- y sólo tendrá el respaldo de los grupos nacionalistas. Sintonía con el PP El portavoz socialista en el Congreso, Alfredo Pérez Rubalcaba, también invitó a realizar una tramitación «normal» de la reforma aprobada por el Parlamento vasco y rechazarla «democráticamente». Señaló que no sería nada «extraordinario porque otras propuestas de otros parlamentos han sido rechazados en el Congreso». El Gobierno quiere actuar en sintonía con el PP en todo el proceso, pero no parece que vaya a ser fácil porque el partido opositor exige que el plan Ibarrexte no llegue al Congreso y sea recurrido de inmediato ante el Tribunal Constitucional.