Diario de León

| Crónica | Dos meses de incertidumbre | EL MARTIRIO EN IMÁGENES

El sufrimiento en directo

El Papa se empeñó personalmente en continuar apareciendo en público hasta sus últimas fuerzas, lo que abrió el debate de si era moral mostrar su agonía

Publicado por
R. Romar - redacción
León

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El Papa ha sido víctima de su propia política de comunicación, que en su momento supuso una auténtica revolución en medio de una iglesia encerrada en sí misma, y de su empecinamiento llevado al límite. Juan Pablo II tuvo claro desde el inicio de su pontificado que para convertirse en el pastor global de almas que ansiaba ser, la conciencia de un mundo inmoral, necesitaba que su mensaje fuese ampliamente difundido a través del altavoz de los medios de comunicación. Fue, y todavía es, un hombre mediático, un gran comunicador que conecta al instante con las masas, para lo que no rehúye de las escenificaciones multitudinarias. Y este espíritu es el que ha mantenido hasta los que pueden haber sido sus últimos días. O más bien, en sus dos últimos meses de calvario, en los que exhibió su agonía al mundo desde que el pasado 1 de febrero ingresó por primera vez en el Policlínico Gemelli de Roma. Espectáculo o testimonio Las cámaras de televisión y los objetivos de los fotógrafos se ensañaron en un rostro languidenciente, patético por momentos, para ofrecer al planeta la imagen dramática de un anciano impotente y en plena decrepitud. Mudo y rabioso ante su propia incapacidad. La suya fue la escenificación del sufrimiento en un teatro cada vez más globalizado. ¿Era necesario tal ensañamiento, la exhibición probablemente innecesaria de un martirio en vida? Ésta es la pregunta que desde hace semanas se vienen haciendo tanto expertos vaticanistas, como la opinión pública mundial e incluso los propios religiosos. «Se ha hecho un espectáculo de la enfermedad de Santo Padre. El sufrimiento ha sido transformado en espectáculo», confesó un sacerdote. El debate, encarnizado en las últimas semanas, no ha hecho más que empezar y es muy probable que no concluya ni con la muerte del Papa. Porque frente a los que condenan la impudicia de la la Santa Sede por la exhibición de la agonía en directo, con sus intervenciones desde las ventanas del hospital y del Vaticano, se encuentra otra parte importante de la opinión pública que habla de esta imagen de sufrimiento como un ejemplo para la humanidad, como la determinación de un hombre, imbuido de un espíritu indomable, por superar su enfermedad y continuar al frente de su misión divina. El Pontífice se convierte, entonces, en un mártir catódico. Voluntad En realidad, el calvario de Juan Pablo II no ha sido más que el producto de su propia voluntad, de su carácter obstinado y de su afán imperturbable por testimoniar hasta el extremo sus valores cristianos. Y éste es, precisamente, el mensaje con el que prefieren quedarse los católicos. Si no todos, sí una buena parte. Fue Juan Pablo II quien, imponiéndose al deseo de sus colaboradores y al consejo de los médicos, decidió salir antes de tiempo del hospital en su primera convalecencia, cuando todos los facultativos que lo atendían insistían en la necesidad de prolongar la estancia. También fue él quién quiso salir salir de sus estancias para saludar a los fieles desde el balcón. En sus dos últimas apariciones públicas, el domingo y el miércoles, pretendía acallar los rumores sobre el agravamiento de su enfermedad y presentarse al mundo como un pastor que no está dispuesto a abandonar su rebaño. Pero consiguió justamente el efecto contrario. La televisión retrató en un fiel testimonio público su sufrimiento al mundo y agonía. 10 de febrero El Santo Padre sale del hospital llevado en Papamóvil hasta el Vaticano. Los médicos dijeron que tenía que haber estado más días. 13 de marzo Sale de nuevo del Policlínico Gemelli. Su segunda estancia fue más prolongada que la primera, pero el Papa debe seguir reposando. 23 de febrero Su estado de salud se agrava y la audiencia de los miércoles la hizo por videoconferencia. Al día siguiente ingresa en el hospital. Viernes Santo Por primera vez a lo largo de su papado, Juan Pablo II no puede presidir el Vía Crucis. Tiene que seguirlo por televisión. 30 de marzo Fue su última aparición en público desde sus estancias del Vaticano. Ofreció una imagen de impotencia y de dolor manifiesto. 1 de febrero El Papa ingresó por primera vez en el hospital el 1 de febrero a causa de una gripe. El día 6 hizo su primera aparición desde el balcón. 24 de febrero Es reingresado en el hospital y le practican una traqueotomía para que pueda respirar. Tres días después muestra en público su dolor. 13 de febrero Se asoma por la ventana de su estudio del Vaticano. Habían pasado tres días de su salida del hospital y mostró signos de debilidad. Domingo de Ramos El Papa, pese a su delicado estado de salud, se empeña en salir a la ventana para bendecir a los fieles. Su declive ya es notable. Domingo de Resurrección Sale a la ventana para saludar a los fieles y para acallar los rumores sobre su mala salud. Pero ofrece una imagen dramática.

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