El nombramiento de Ratzinger coge por sorpresa a los alemanes

Sorpresa es la palabra que mejor define la reacción de los alemanes a la elección del cardenal alemán Joseph Ratzinger como nuevo Papa, después de 480 años sin que un alemán hubiera accedido a lo más alto de la Iglesia católica. Sorpresa entre la prensa, entre los políticos y también entre los ciudadanos alemanes que, aunque el nombre de Ratzinger había sonado entre los favoritos, no se podían imaginar que finalmente iba a ser elegido Sumo Pontífice. Su elección ha cogido por sorpresa incluso al alcalde de Marktl am Inn, la localidad de Baviera donde nació el ahora Benedicto XVI. «Esta mañaña todavía pensaba que Ratzinger no iba a ser Papa», aseguró el alcalde Hubert Gschwendtner, quien confía en que la elección de uno de los suyos como Sumo Pontífice sirva para que «Marktl sea mucho más conocido» en todo el mundo. Una muestra de que nadie en Alemania pensaba en su elección es que las televisiones germanas no tenían a la hora de conocerse la noticia enviados especiales en la pequeña localidad bávara. En el país muchos habían descartado la elección de Ratzinger, al que desde distintos sectores critican por ser demasiado conservador y recuerdan que en su juvetud formó parte de las Juventudes Hitlerianas -al igual que casi todos los niños de su época, ya que era obligatorio-. Fotos ante la casa del Papa El humo blanco que salió de la chimenea vatica hizo que numerosos habitantes de Marktl am Imm se congregrasen delante de la casa en la que nació Ratzinger, en 1927. Muchos portaban banderas amarillas y blancas, los colores de la Ciudad del Vaticano. Según recogía la agencia de noticias DPA, algunos se hacían fotografías delante de la casa donde las autoridades habían colocado una foto del nuevo Papa. Por la noche se celebró una misa en la iglesia del pueblo donde el Pontífice fue bautizado. Los estudiantes del semina-rio de St. Michael, en el que cursó Ratzinger sus estudios sacerdotales en los años 40, no pudieron contener las lágrimas la saber que uno de ellos había sido elegido nuevo líder de la Iglesia Católica. «No puedo creer lo que ha ocurrido. Estoy totalmente abrumado», declaró el padre Thomas Frauenlob. La elección de Raztinger al frente de la Iglesia católica fue también muy celebrada en Colonia, ciudad donde se celebrará el próximo mes de agosto las Jornadas Mundiales de la Juventud. Tras la muerte de Juan Pablo II, los organizadores de las jornadas confiaban en el que el nuevo Papa viajara a Colonia para reunirse con los jóvenes tal y como le gustaba hacer a su antecesor. Benedic-to XVI seguro que no quiere perderse esta importante cita, sobre todo teniendo en cuenta que su primer viaje oficial como jefe de la Iglesia será a su país natal. Toda la clase política alemana se apresuró ayer a felicitar al nuevo Pontífice de Roma. «Es un gran honor para Alemania», afirmó el canciller alemán Gerhard Schröder tras conocer la noticia del nombramiento. Los representantes de la comunidad judía y musulmana en Alemania tampoco perdieron la ocasión de hacer públicas sus felicitaciones a Benedicto XVI. Nadeem Elyas, presidente del Consejo Central de Musulmanes en Alemania, y Paul Spiegel, presidente del Consejo Central de Judíos, confiaron en que el nuevo Papa fomente el diálogo entre cristianos, musulmanes y judíos. La Conferencia Episcopal alemana agradeció a los cardenales la elección de Joseph Ratzinger como nuevo Pontífice de la Iglesia Católica, pues con ello han señalado, 60 años después del final de la II Guerra Mundial, que «Alemania ha vuelto definitivamente a la Comunidad de los Pueblos». En un comunicado firmado por el presidente de la Conferencia, cardenal Karl Lehmann, señala que es una feliz coincidencia. «Con Benedicto XVI se ha elegido a un Papa que conoce como pocos la Iglesia mundial. Es un gran teólogo, apreciado en todo el mundo» GERHARD SCHRÖDER Canciller alemán «Esta mañana todavía pensaba que Ratzinger no iba a ser Papa» «La elección hará que Marktl am Inn sea más conocido en el mundo» HUBERT GSCHWENDTNER Alcalde de Markt am Inn, localidad bávara donde nació Ratzinger