Diario de León

Un tercio del agua potable se pierde por fugas en las viejas tuberías rurales

El cauce del río Torío, casi seco, a su paso por Garrafe, muy cerca de León capital

El cauce del río Torío, casi seco, a su paso por Garrafe, muy cerca de León capital

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A. Núñez - león
León

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Diputación y Junta han firmado este año un convenio de colaboración para paliar los problemas de la sequía en las poblaciones rurales que, en vez de invertir en nuevas captaciones, lo hará en la renovación de las conducciones para evitar fugas desde pozos y manantiales. Según el responsable de la Diputación para este área, Francisco Castañón, si la media nacional de pérdidas es del 20%, incluídas las grandes ciudades, en el medio rural este porcentaje se dispara, debido tanto a la precariedad de los materiales como a su propia antigüedad y deterioro: la mayoría datan de los años cincuenta y nunca han sido reparados o renovados por falta de presupuesto en pueblos donde cada vez queda menos gente para pagar la factura. El convenio, que tiene un presupuesto de cinco millones de euros (algo menos de 900 millones de pesetas) tiene un periodo de vigencia de tres años y será financiado en un 40% por la Junta, corriendo el resto a cargo de la Diputación y de los municipios. Según Castañón, se trata de un programa pionero, que, aunque ya firmado, aún no tiene nombres ni fechas para su primer año de vigencia. Una gota en el río La provincia de León, con memos de medio millón de habitantes, cuenta con una población rural dispersada en cerca de 1.600 pueblos, lo que hace difícil -además de caro- atender tanto a las necesidades de abastecimiento como de saneamiento de aguas. El problema se agudiza en verano, cuando retornan los vecinos emigrantes para pasar en casa los meses de julio y agosto y el río de la zona no da para beber y, menos aún, para diluír las aguas residuales de las segundas residencias. El problema es casi la cuadratura del círculo para, como mínimo, un centenar y medio de los poco más de doscientos municipios de la provincia, porque no se puede cobrar a unos pocos en invierno lo que los demás disfrutan en verano, aunque el servicio hay que darlo y resulta difícil cuadrar las cuentas y las expllicaciones. En todo caso, según Castañón, los problemas de la sequía no son comparables entre el norte y el sur de la península, aunque todos se puedan agravar este año. En las costas andaluzas o del levante el problema es endémico y sólo se resuelve con desaladoras de alto coste para cientos de miles o millones de personas, en tanto que para León resulta una cris esporádica para pequeños pueblos subidos de población en julio o agosto. De cualquier forma, la mejora de las redes de canalización rurales requerirán programas de inversión pública de al menos otra decena de años, aunque sólo sea para dar servicio en verano a las segundas residencias. «Un corte de agua puede ser estos meses lo más normal, hasta el punto de que no hay que llamarlo desabastecimiento».

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