El mayor Gordo de la historia cae en Cataluña

Los catalanes se habían gastado 429,4 millones de euros en la lotería, pero los grandes premios que recibieron ayer devolvieron a sus bolsillos un total de 609,5 millones de euros, lo que les otorga un beneficio de unos doscientos millones. El 20085 era desde hace 22 años un número fijo de la administración número tres de Vic, localidad de la Barcelona interior, de 37.000 habitantes, que ayer fue agraciada con 510 millones. En estos años, el número había sido tan poco afortunado que llegaron a pensar que no estaba en el bombo. Muchos lo consideraban «feo» o lo descartaban por terminar como el viejo teléfono de los bomberos, pero también era muy buscado por otros. El lotero, Miquel Codina, desbordado por la aglomeración, aseguraba que muchos abonados eran trabajadores que iban a comprar el décimo el día de la paga y que «las estaban pasando canutas». Comercios, bares y restaurantes también estaban abonados a la cifra. Es el caso de un pequeño bar frecuentado por trabajadores de la construcción y de talleres que ha repartido 60 millones. El principal agraciado ha sido el restaurante Nou Pamplona, que había comprado 12.000 euros en décimos y había vendido participaciones de 10 euros. Ahora repartirá 180 millones, algo más de la tercera parte del gordo. De los diez empleados del local, sólo dos se han quedado sin premio. Se trata de una cocinera y una camarera a las que no les gusta jugar a la lotería. «Tendremos un detalle con ellas», dijo Carme Crivillé, dueña del local y de cuatro décimos que ahora valen 1,2 millones de euros. Las participaciones están repartidas entre clientes locales y foráneos. La propietaria se acuerda especialmente de un señor que llegó al establecimiento hace un mes guiado por una corazonada y adquirió 44 boletos porque había soñado con el 20085. El club de hockey sobre patines, deporte estrella de la comarca, y varios compradores por Internet son otros poseedores del primer premio. Tras la avalancha de millones, el teniente de alcalde de Vic, Ignasi Puig, manifestó su alegría, pero también apeló a la solidaridad de los premiados con los más desfavorecidos.