Beneficiario de un grave error judicial

Asier Kintana Zorrozua, Mario , ha disfrutado durante más de diez años de un clamoroso descuido de la Audiencia Nacional que echó por tierra una de las más complejas operaciones policiales y permitió la reincorporación a la lucha clandestina de varios activistas de ETA. Al igual que cinco presuntos cómplices del comando Matalaz , un grupo satélite del Vizcaya , en junio de 1995 fue puesto en libertad por haber agotado el plazo máximo de cuatro años de prisión preventiva sin ser juzgado. Nacido en Bilbao el 27 de febrero de 1968, Kintana cayó a los 23 años en una trampa urdida por los servicios antiterroristas que suplantaron durante un año a un agente amenazado por ETA por un miembro del Grupo Especial de Operaciones (GEO). Fue detenido por este cuerpo de élite, el 6 de junio de 1991 en Barakaldo, cuando se disponía a colocar, con otros dos activistas, una bomba con dos kilos y medio de amonal bajo el coche del objetivo-señuelo. Su excarcelación cuatro años después por la Audiencia Nacional estaba acompañada por la obligación de presentarse periódicamente en un juzgado de guardia o en una comisaría de su localidad de residencia. Aunque el 16 de julio ya no se personó, hasta el 16 de septiembre no fue emitida la orden judicial de búsqueda y captura.