Diario de León

El fiscal que se sentía intocable

Publicado por
Julio Á. Fariñas - redacción
León

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Tal y como era más que previsible, el cese-dimisión de Eduardo Fungairiño como fiscal jefe de la Audiencia Nacional se convirtió en piedra de escándalo para el partido mayoritario de la oposición y sectores afines de la judicatura, medios de comunicación y también para algunos funcionarios de la casa. Eso de que era un obstáculo para la estrategia gubernamental de acabar con ETA ha sido uno de los argumentos más socorridos a la hora de explicar la decisión adoptada por el fiscal general del Estado. Es más que probable que podría llegar a serlo, pero la razón última la dio ayer con una claridad meridiana el propio Conde-Pumpido: «La paciencia tiene un límite». Veamos: el fiscal general se enteró por la prensa de que dos islamistas condenados van a salir en libertad a mediados de mes si no se ve a tiempo su recurso de casación ante el Supremo. Cuando le pidió a Fungairiño la cabeza del fiscal responsable, éste le respondió que «aquí el único responsable soy yo». Esta fue la gota que desbordó un vaso en el que ya no cabía más desde su comparecencia ante la comisión del 11-M y que rebosó con su silencio ante las manifestaciones de uno de sus subordinados en el tema del Yakolev: «No tengo tiempo para perder con esos avioncitos». Que Fungairiño es un gran fiscal, eso no lo cuestionan ni sus peores enemigos. Que desde hace mucho tiempo se lo tenía demasiado creído hasta sentirse intocable, para muchos que lo conocen bien y que lo aprecian, también es una obviedad. ¿A quién le va a tocar lidiar con la fiscalía de «los indomables»? Si acepta, el perfil que mejor encaja es el de José María Mena, actual fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Al parecer también hay otros candidatos menos conocidos. Si fallasen todos, Conde-Pumpido siempre podría recurrir a Javier Zaragoza, que es hombre de su máxima confianza. El único problema que tiene es que sería una solución de compromiso, porque el fiscal jefe antidroga está muy a gusto en su actual destino.

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