Diario de León

| Análisis | El efecto contrario |

Los gases tienen una cara verde

Incidir en las estrategias forestales para aumentar la capacidad de absorción de los bosques como sumideros permitirá contrarrestar los recortes en el cupo de emisiones

León

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El Protocolo de Kioto se marcó un tímido objetivo de reducción de emisiones de gases efecto invernadero, aunque las dificultades de su cumplimiento son reconocidas generalmente. Se trata de reducir entre el 2008 y el 2012 un 5% las emisiones sobre el nivel de 1990, una meta que puede alcanzarse tanto a través de un recorte en la expulsión de gases como mediante la contabilización de los conocidos como sumideros (además de la herramienta de comprar derechos de emisión a países menos contaminantes). Los sumideros, que absorben los gases que emiten las combustiones, son el suelo, los océanos y los bosques, aunque en el caso del agua es muy difícil contabilizar la reducción, que además no depende de la actividad humana. En el caso contrario están los bosques. Según el Inventario Forestal Nacional Castilla y León tenía en 1992 más del 15% de la superficie forestal nacional, la mayor de todas las autonomías. Esta superficie creció en la última década más del 40%, hasta alcanzar más de dos millones de hectáreas de los casi 14 del total nacional. Según la Junta de Castilla y León, la comunidad tiene 3.200 millones de árboles, la primera a nivel nacional; y almacenan 204 millones de toneladas de dióxido de carbono. Una cifra que en la última década aumentó en 89 millones de toneladas, según el informe publicado por el CES. Los autores del informe realizan una serie de propuestas de actuación en el sector forestal para incrementar su contribución a reducir los gases de efecto invernadero, de especial importancia en una provincia que contamina tanto como es el caso de León. En la comunidad la Estrategia Forestal aprobada en el 2002 contempla actuaciones durante 27 años, que permitirán realizar plantaciones para conseguir mejores masas forestales, además de intentar evitar los incendios, que lanzan de manera inmediata a la atmósfera los gases acumulados durante décadas. Los expertos proponen medidas como el incremento de la superficie arbolada incluso en terrenos hasta ahora dedicados a usos agrícolas, y que pueden dejar de labrarse por el envejecimiento de la población; sin olvidar terrenos como las minas a cielo abierto recuperadas o las riberas de los ríos. También se propone recuperar tareas como el pastoreo para limpiar los bosques y prevenir los incendios; además de vigilar el estado sanitario de los bosques para prevenir talas masivas. En cuanto a la gestión forestal, se propone un modelo sostenible que contribuya simultáneamente a incrementar la producción de biomasa y a mejorar la capacidad de absorción de carbono por el suelo, así como a conservar la biodiversidad. También se incita a utilizar la madera como biocombustible, porque a pesar de liberar el carbono almacenado contribuye a reducir la emisión de gases en la medida en que sustituyen a los combustibles fósiles, cuyo carbono lleva almacenado millones de años. El informe advierte de que a medio plazo está previsto ampliar las actividades consideradas sumideros, por lo que conviene adoptar estas medidas.

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