Diario de León

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«Cuando Franco un ministro ya pidió un presupuesto»

«Lucir un diente de oro era probablemente antes signo de distinción social, pero ahora son más caras las prótesis de titanio»

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A. Núñez - león
León

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Los odontólogos más veteranos son excépticos sobre la integración de su especialidad entre las que cubre el abanico de seguros médicos de la Seguridad Social. Algunos, como Manuel Fanjul, con una treintena larga de ejercicio de la profesión en León y número de colegiación 334, se limitan a ironizar lo poco que han evolucionado de ayer a hoy las consultas, salvo en los costes. «Antaño enseñar un diente de oro era muestra de estatus social, pero ahora los implantes son más caros y no se notan. ¿De qué material precioso están hechos? De titanio, aunque es difícil de explicarselo a un paciente, además con mucha paciencia para que se entienda. Son materiales que requieren un tratamiento industrial muy costoso y que hay que ajustar luego a cada persona con una precisión enorme». En las consultas diarias no es infrecuente la llegada de un paciente que requiere cuidados, pero carece de dinero para pagarlos. ¿Qué se hace en esos casos? «Todos tenemos muchas anécdotas, pero se hace lo que se puede y se les deriva luego hacia la Seguridad Social para las curas más básicas; a mí me ha pasado algunas veces». Hubo un tiempo, según Fanjul en que un ministro de Sanidad de la etapa de Franco propuso a los odontólogos integrarse en la Seguridad Social, «porque, según él, al Estado le sobraba dinero para eso y para más». Del nombre del ministro no se acuerda, sino sólo de que los colegios de odontólogos le presentaron un presupuesto de costes y el político renunció. «Se echó para atrás. ¿Cómo fue aquello? Estaba yo de aquella en el Hospital Clínico de Madrid y de aquella daban ya prestaciones a todo el pundo para ponerse prótesis o por lo menos para pagar una parte de los gastos, y éste nos llegó que querían ponerlo todo a lo grande costara lo que costara. Le dijimos que eso iba a ser carísimo y que no iba a tener dinero, pero él insistió entusiasmado. Pero cuando le hicimos una tarifa de precios, baja, por cierto, al poco tiempo nos dijo que no y desapareció. Hasta hoy, lo mismo que han desaparecido las ayudas que daban entonces, que al poco tiempo las quitaron». El hecho de que la Seguridad Social no cubra la sanidad bucodental le sale caro a menudo en forma de otras patologías del aparato digestivo que sí son atendidas en ambulatorios y hospitales, aunque tampoco hay estadísticas. «Derivan, incluso, hacia patologías cardiacas, que son las peores, renales o del aparato urinario, etcétera, porque prácticamente las hay de todas clases». Con no menos ironía se recuerda que la sanidad pública financia desde hace poco operaciones quirúrgicas paca cambio de sexo, pero no de dentadura.

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