La mitad del potencial hidráulico sigue sin explotar

No existe ningún tipo de estudio ni estadística oficial sobre el potencial de los ríos leoneses para generar energía eléctrica. Como mucho, según se reconoce desde el Eren, alguna tesina de estudiantes universitarios que todavía está colgada de Internet y, de acuerdo con la cual, «lo tecnicamente viable sumaría instalaciones de hasta 110 MW y vamos todavía sólo por 52, o sea menos de la mitad». El por qué de este vacío tampoco ha sido estudiado, porque para las administraciones públicas la energía hidroeléctrica sigue siendo en León un recurso marginal en comparación a la de origen térmico (apenas un 5%). Es posible que en el bajo aprovechamiento hayan influido tanto las modas ecológicas, según las cuales cualquier presa en el río es un riesgo para todo el entorno, menos para el vecindario que necesita luz con qué alumbrarse, como a la propia rivalidad entre no pocos pueblos, dependiento de que queden aguas arriba o abajo del salto hidroeléctrico «porque no faltan envidias y a todo el mundo le gustaría beneficiarse del agua, aunque se les olvide que para ello hace falta invertir... unas veces se dice que fulano se está forrando con el río y por qué yo no, y otras que a ver quien regula los caudales para el pueblo que queda aguas abajo sin perjudicarlo». Cada año, sin embargo, se solicita en la autonomía una media de cinco nuevas presas.