Diario de León

RICARDO SENABRE | CATEDRÁTICO DE LA UNIVERSIDAD DE SALAMANCA «La narrativa leonesa en el contexto de la narrativa española»

«La conquista del paisaje fue obra de Enrique Gil y Carrasco»

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E. Gancedo - león
León

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Catedrático de la Universidad de Salamanca y una de las voces más autorizadas del país en materia de novela contemporánea hispánica, Ricardo Senabre hizo de su conferencia La narrativa leonesa en el contexto de la narrativa española una argumentación clara y detallada de por qué podemos hablar de una ficción puramente leonesa en lengua española. Presentados sus muchos méritos por el crítico literario de Diario de León Nicolás Miñambres «sin ninguna alabanza gratuita», como dijo, Senabre comenzó sin dilación a enumerar «los rasgos, si no exclusivos, sí muy acentuados» que tienen en común los escritores leoneses y los elementos de su tierra natal que han producidos tales rasgos, sin caer, por supuesto, «en determinismos radicales ya sobrepasados». Teniendo en cuenta que, por ejemplo, Unamuno no habría sido el mismo autor si, «en vez de ser vasco, hubiera nacido en Cádiz», Ricardo Senabre comenzó a hablar de la geografía leonesa: destacó de la provincia su «notable extensión, con casi medio centenar de comarcas diferenciadas», así como el hecho de ser «una encrucijada de caminos que posee una enorme variedad de paisajes». También habló de su carácter marcadamente rural, con una población dispersa en numerosísimos y pequeños núcleos de población. Y apoyó tal afirmación con datos: «En 1950, de los 544.000 habitantes de León, 440.000 vivían en el medio rural». La mirada del escritor-niño se abre, pues, a estas montañas y valles, riberas y llanuras, «a estos paisajes inmensos». Y de ahí la gran querencia que los autores leoneses tienen por el paisaje en general y por el suyo propio en particular. «En la antigüedad, en la Edad Media, los paisajes no eran reales, eran símbolos y alegorías». «La conquista del paisaje es una cosa tardía», dijo, advirtiendo que precisamente esa conquista «es obra de un leonés, Enrique Gil y Carrasco, en El señor de Bembibre . Los modernos autores leoneses hicieron después «aportaciones decisivas» en unas descripciones que son siempre cambiantes y que dependen del estado de ánimo del autor». En esas aportaciones, como las de Mateo Díez o Julio Llamazares, los elementos del paisaje «parecen cobrar vida» y son «símbolos», como la nieve lo suele ser de la muerte en la obra de Díez. Pero también hizo hincapié en la reivindicación que se percibe en los escritores de León «de reivindicar un espacio querido», la memoria de un territorio, a veces el de la infancia, o el de «culturas rurales desaparecidas o a punto de desaparecer». Porque, como muy acertadamente apuntó, ninguna tierra ha sufrido una transformación del paisaje tan aguda como León (pantanos, minería...), y eso ha influido mucho en sus autores. Precisamente a este último respecto reseñó lo curioso que resulta el que ningún autor leonés haya escrito aún «la gran novela de la minería».

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