Exportaciones para la inmigración, la paradoja de los nuevos tiempos

Desde los almacenes de La Bañeza sigue comercializándose la mayoría de las legumbres españolas, aunque ya pocas sean leonesas y previamente se importen de otras regiones o, en más del 50%, del extranjero. También el grueso de las exportaciones se reexpiden desde aquí al resto de los paises europeos, aunque en cantidades muy moderadas. De los Pirineos para arriba las costumbres culinarias no son proclives a este tipo de productos, cuyo consumo se limita a Francia, Italia y Polonia, este último como mercado intermedio entre el Mediterráneo y centroeuropa. En los últimos años se ha notado un ligero repunte en las exportaciones, no tanto porque hayan cambiado los gustos gastronómicos de la UE como por la demanda de los inmigrantes que han recalado en ella, de modo que las ventas son proporcionales a la población de hispanoamericanos, magrebíes y, en general, gentes de otras culturas. Las exportaciones, sin embargo, representan un portentaje casi residual en relación con el consumo de fronteras adentro, así que los intermediarios concentran su negocio en abastecer a éste último, sin más.