Diario de León

«Las academias somos una especie de coche escoba del fracaso escolar»

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A. Núñez - león
León

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El director y propietario de La Academia, un centro privado de enseñanza dedicado a lo que su propio nombre indica, Elías Crespo, dice haber preparado a lo largo de varias décadas a no menos de millar y medio de alumnos mayores de 25 años para acceder a la Universidad. «Antes de que existiera la de León, en 1979, ya estudiaban con nosotros para entrar en el distrito de Oviedo». Ahora sus clases apenas acogen a una treintena de alumnos por año, menos de la tercera parte de finales de los años setenta, cuando para entrar en los centros universitarios recién estrenados en León se presentaban más de 150 alumnos «y entonces yo tenía la mitad». Su academia mantiene todavía la misma cuota de mercado, aunque en pequeño. Según Crespo, la motivación del alumnado adulto que quiere entrar en las aulas universitarias es «impresionante», lo mismo que sus ganas de aprobar, aunque no siempre se corresponde de forma directamente proporcional con el éxito. Si en los chavales, ni siquiera veinteañeros que proceden del bachillerato, el fracaso en los estudios es elevado, en los adultos es aún mayor, aunque no sea por falta de voluntad. «Estudiar requiere tiempo, que no siempre es compatible con temas familiares, laborales, etcétera. Una cosa es querer y otra poder, porque para esta gente las dificultades son enormes». Crespo dice añorar los buenos y viejos tiempos en que un mayor número de adultos quería un título universitario, aunque fuera tarde, así que a los que le quedan ahora, que no son pocos, les hace un seguimiento y les manda todavía por Navidad una tarjeta de felicitación. Recuerda con especial cariño, entre el millar largo de ex alumnos de La Academía, a José González, el ciego de Santa Marina del Rey, que está a punto de terminar la carrera de abogado, o a Ester Domínguez, del Páramo y que, ya en la sesentena va por el tercer curso. Tampoco se le borra de la memoria, dice él, aunque no recuerda exactamente su nombre, una gitana de unos treinta años y ojos azules que hará otros cuatro se preparó en sus aulas para estudios superiores. Las facultades leonesas están saturadas de personal docente y administrativo y precisan cada vez más alumnos para justificar lo abultado de las nóminas, contando con el río de alumnado que procede de la enseñanza media, donde el fracaso escolar es cada vez mayor. «Muchos quieren recuperar luego las oportunidades perdidas», dice Crespo, «y en cierto modo las academias somos el coche escoba».

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