Diario de León

El único prototipo desarrollado por el Inta tiene limitadas sus aplicaciones civiles por las restricciones en el espacio aéreo

El Ejército ya utiliza en León el sistema de vigilancia con aviones no tripulados

Defensa se ha gastado ocho millones en un prolongado proyecto de investigación

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Marco Romero - torrejón de ardoz
León

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Seis meses de ensayos ya permiten al Ejército maniobrar en León el sofisticado sistema de vigilancia aérea conocido como Siva, el primer demostrador de medios aéreos no tripulados desarrollado por el Instituto Nacional de Técnica Aerospacial y operado con fines tácticos por el Mando de Artillería de Campaña del Ferral del Bernesga desde septiembre del año pasado. El sistema completo se compone de una flota de tres vehículos aéreos no tripulados capaces de realizar misiones de vigilancia y observación de forma automática, una estación de control que recibe la información de los ordenadores integrados en los aviones, una plataforma propulsiva para lanzar los aparatos y un vehículo de transporte. El coste del sistema, diseñado, desarrollado y probado por un equipo íntegramente español, supera los ocho millones de euros, según informó el director del Departamento de Programas Aeronáuticos del Inta, Francisco Muñoz Sanz. El programa de ensayos se ha centrado en aplicaciones exclusivamente operativas, como el uso del sistema para aplicar correcciones artilleras, en las que los militares comprueban sus maniobras desde tierra, pero a vista de pájaro. Problemas de aviación civil Pese a las enormes aplicaciones civiles que tienen los aviones no tripulados, una indefinición legal impide poner en práctica este sistema de observación en espacio aéreo civil, salvo excepciones. Cada vez que el Ejército quiere realizar ensayos con las aeronaves está obligado a solicitar un Notam, acrónimo que traducido del inglés significa información para aviadores. Estas alertas son el único cauce para notificar ejercicios militares que imponen restricciones en el uso del espacio aéreo. Es la misma situación que se da cuando se programan exhibiciones aéreas, saltos de paracaidistas o vuelos de personalidades importantes. Podría vigilar los bosques El hecho de que estos permisos requieran un plan de vuelo previo, impide, por ejemplo, poner en práctica los aviones no tripulados como un arma de vanguardia contra los incendios forestales, pese a que los medios humanos ya están totalmente preparados para manipular el prototipo que ha financiado el Ministerio de Defensa. «La inexistencia de una ley que regule esta situación es un problema que no ha logrado resolver ningún país en el mundo», admite Muñoz Sanz. Visión calorífica El hecho de que los aviones estén equipados con una cámara de imagen visible y con un sensor de rayos infrarrojos que detecta el calor y amplía la visión nocturna convierte a estas aeronaves en el medio idóneo para vigilar costas y fronteras, líneas eléctricas de alta tensión -los puntos calientes se controlan actualmente con helicópteros tripulados-, embalses u oleoductos. Cinco metros y 300 kilos El Siva tiene una envergadura de cinco metros y pesa 300 kilos. Alcanza una velocidad de 170 kilómetros por hora y su nivel de ascenso es de 300 metros por minuto. Alimentado por un motor de gasolina de dos tiempos con 80 litros de capacidad, el avión tiene autonomía para siete horas de vuelo y puede operar a unos 4.000 metros de altitud, aunque lo normal es que lo haga a poco más de mil con un alcance de 150 kilómetros. El Inta emprendió el desarrollo de este importante sistema en los años 90. El largo y complicado proceso, de principio a fin, ha sido ejecutado con la cooperación de la industria española del sector de la Defensa. Un ejemplo está en la estación de control, recepción y tratamiento desarrollada por la empresa Ingeniería y Servicios Aerospaciales (Insa), propiedad del Inta, y responsable de las operaciones y el mantenimiento de los centros de comunicaciones y recepción de datos de la Nasa. Aunque el prototipo español ha resuelto con éxito las expectativas, Estados Unidos, Israel y Francia son los países más avanzados en el diseño y desarrollo de los sistemas de vigilancia con medios aéreos no tripulados destinados a misiones militares. No en vano, el Gobierno español acaba de aprobar la compra de cuatro aviones espía a Israel, con previsión de enviarlos a Afganistán.

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