Diario de León

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El «buen royo»

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E. Clemente - redacción | madrid
León

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Condi y Miguel. Miguel y Condi. Este fue el trato que se dispensaron los jefes de las diplomacias de EE.UU. y España. «Quisiera aprovechar esta ocasión para agradecer a Condi su presencia en Madrid», comenzó Moratinos. «Gracias Miguel por invitarme a esta bellísima ciudad», respondió Rice, vestida de blanco inmaculado.Ambos se prodigaron sonrisas y gestos -como luego en el encuentro con Zapatero en Moncloa- para tratar de suavizar fricciones que venían de lejos. Ni una palabra, al menos en público, sobre Irak, el objeto de la larga discordia de Bush y Zapatero. Pero ya en sus primeras intervenciones la valoración de la visita de tan sólo ocho horas fue diferente. Por un lado, Moratinos daba por «plenamente normalizadas» las relaciones y lanzaba una loa a la «la amistad, colaboración y concertación» de EE.UU. y España, «dos socios de la Alianza Atlántica, dos amigos que construyen el mundo juntos, que trabajan para la paz y la seguridad internacionales ». Rice se limitaba a resaltar la cooperación en materia de seguridad.Israel y PalestinaMoratinos rozó el ditirambo cuando elogió la «labor histórica » de Rice en Oriente Próximo. Hasta tal punto que se mostró convencido de que, bajo su liderazgo, se alcanzará «un acuerdo entre palestinos e israelíes». Ella le devolvió el cumplido al decir que su homólogo «conoce muy bien» esa zona, por lo que valora «enormemente su consejo». Pero la secretaria de Estado abrió pronto el fuego al hablar de las «diferencias» sobre Cuba y de su «preocupación» por los disidentes. De allí pasó a expresar sus «reservas» sobre la política española de dialogar con el régimen y, finalmente, sus «serias dudas» de que valga para algo. Ante esa acometida, el ministro contraatacó defendiendo la «táctica» española Y se enfadó cuando un periodista estadounidense le preguntó si se reuniría con los opositores la próxima vez que visitara Cuba. «Este Gobierno socialista no tiene ninguna dificultad en hablar con los disidentes», le espetó visiblemente nervioso. «Tenemos contactos con los disidentes, nos preocupamos por los disidentes.

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