El desfile estuvo dedicado a los cascos azules de la ONU

El desfile del día de la Fiesta Nacional estuvo dedicado a los cascos azules de la ONU que operan en Líbano y comenzó con el «aterrizaje» sobre la plaza de Colón de la bandera española, un ejercicio de precisión que el público recibió con una aclamación. Por segundo año consecutivo, la enseña la trajo un paracaidista que minutos antes había saltado desde un avión a una altura de unos 1.200 metros. Su preciso aterrizaje al pie de la tribuna, justo delante del Rey, fue aplaudido por todos los presentes, incluido el Príncipe Felipe, quien contempló la parada situado a la derecha de su padre. En esta edición, marcharon por el paseo de la Castellana 4.718 militares -4.409 hombres y 309 mujeres-, 205 vehículos y 86 aeronaves. La novedad fue la presencia en la marcha de las banderas de Naciones Unidas y de los 27 países que, con España, tienen tropas desplegadas en Líbano, un grupo en el que hay naciones tan variopintas como Corea del Sur, Ghana, Francia, Tanzania, India o Finlandia. También desfiló por segundo año consecutivo la enseña de Estados Unidos, país que fue invitado a la parada por ser el anfitrión de la sede de la ONU, y cuya presencia está siempre ligada a la polémica por el desplante que protagonizó Rodríguez Zapatero en el 2003, cuando era líder de la oposición y decidió no levantarse a su paso. El Rey, con uniforme de capitán general de las Fuerzas Armadas, se acercó antes del comienzo de los actos a saludar a todas las dotaciones extranjeras. Homenaje a los caídos El momento más emotivo debía haber sido el homenaje a los soldados caídos en acto de servicio, pero quedó empañado por las protestas de un sector del público contra el presidente del Gobierno. Fue, aún así, conmovedor, por la presencia de 18 familiares de los nueve soldados asesinados este año en misiones internacionales, seis en Líbano y tres en Afganistán, que acompañaron a las altas instituciones del Estado hasta el pie de la bandera en el momento de depositar la corona de laurel. Después, la Brigada Paracaidista, a la que pertenecían la mayoría de los muertos, abrió el desfile terrestre. En el desfile aéreo destacó la presencia de un avión E-3A Awacs de la Fuerza de Alerta Temprana y Control de la Otan, invitado por ser el 25 aniversario de esa unidad y que cumple misiones de seguridad.