Colaboradores de fin de semana

Martitegi y Goikoetxea tienen buena estrella, pero también apoyos. El ataque de Calahorra, en el que intervinieron al menos cuatro personas, ha confirmado que ambos, a diferencia de hace unos meses, ya no actúan solos. Los responsables de Interior apuntan a que tienen la ayuda de terroristas legales, que mantienen una vida normal, y que se ponen al servicio de los liberados en los fines de semanas y durante las vacaciones. De hecho, 11 de las 13 atentados que se les imputan se cometieron en esos periodos, particularmente los ataques más alejados de sus dos bases de acción: el gran Bilbao, donde han cometido siete ataques, y la frontera oriental de la provincia de Vizcaya -el triángulo formado por Durango, de donde es natural Martitegi, Bergara, donde actuaron el pasado 8 de febrero, y la localidad de Mondragón, donde fue asesinado el 7 de marzo Isaías Carrasco-. Las fuerzas de seguridad no descartan que el comando liderado por los dos terroristas esté también detrás del homicidio del ex edil socialista. El grupo, que se ha convertido en la última pesadilla de la policía, ha recuperado la vieja estructura provincial de los taldes de los años ochenta. Sólo cuatro de los 13 ataques han tenido lugar fuera de Vizcaya, a pesar de que ETA tendría la necesidad de probar su fortaleza con atentados en diferentes puntos. La insistencia en Vizcaya hace pensar que el núcleo duro del complejo terrorista se oculta en este territorio.