Rumbo a Ítaca

José Ángel Hermida ya tiene mando en plaza. Una plaza difícil, dado el momento histórico que vivirá la Universidad de León, pero que constituirá la aventura más importante de su vida académica. Una nueva etapa que comenzó con la ceremonia en la que recibió el birrete, la medalla y la muceta de manos de los anteriores rectores de la ULE: Miguel Cordero del Campillo, Julio César Santoyo y Juan Manuel Nieto Nafría. Después, fue Penas el que le entregó el bastón, como símbolo de autoridad académica. El traspaso de poderes concluyó con un abrazo institucional entre ambos y un aplauso de amigos, compañeros y familiares. Después, prometió su cargo ante el juramento formulado por el consejero de Educación. Después llegó el turno del discurso. Una intervención en la que aludió a Fernando Pessoa, Don Quijote, Noam Chomsky, Isaac Newton, Salvador Dalí o Velázquez. Para el final, eligió un poema de Constantino Kavafis con el que fijó el destino de la ULE en Ítaca, el puerto de la excelencia. Hermida dejó ayer de ocupar la tribuna de los doctores para presidir el Aula Magna del Albéitar y cambió el birrete y la muceta azul cobalto (color de Ciencias) por el negro, color exclusivo de los rectores. A estudiar Desde hoy comenzará a estudiar en profundidad a la ULE ya que, como él mismo dijo, le ha quedado alguna asignatura para septiembre. Si algo quedó claro es que el nuevo rector no está sólo, y no porque se lo dijera el consejero de Educación sino porque al acto asistieron la práctica totalidad de las autoridades leonesas, del ámbito político, económico, militar o eclesiástico. También estuvo arropado por sus compañeros de los rectorados de Salamanca y Valladolid, José Ramón Alonso y Evaristo Abril; de La Coruña, José María Barja; de la Europea Miguel de Cervantes y Católica de Ávila, Martín José Fernández Antolín y José Manuel Sánchez Caro, respectivamente.