Diario de León

| Entrevista | Doña Sofía |

«Lo principal en nuestra vida son los demás, ése es el valor»

La Reina, al cumplir 70 años, asegura que es feliz porque ha hecho «lo que quería hacer»

La Reina concedió hace semanas esta entrevista a la Agencia Efe

La Reina concedió hace semanas esta entrevista a la Agencia Efe

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Carmen Tabar - madrid
León

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Lo «principal en nuestra vida son los demás, ése es el valor, y cualquier familia puede tener ese valor», asegura la Reina en una entrevista con motivo de su septuagésimo cumpleaños, que se celebra hoy. Hace unos meses, al término de uno de sus muchos viajes para apoyar la cooperación española en el exterior, doña Sofía habló con la Agencia Efe, en una conversación que se da a conocer hoy por vez primera, según el acuerdo al que se llegó con la Casa del Rey. La Reina llega a los 70 años llena de vitalidad, con tres hijos, ocho nietos y una actividad incesante, que en el último trimestre la ha llevado a distintos lugares de España, América y Asia, ya que, como ella dice, «si se tiene salud no hay ningún problema. Y sí, la tengo, no tengo ningún dolor». Desea seguir en forma y poder contribuir «en todo lo que pueda», aunque los 70 sean la edad ya más que pasada de la jubilación, porque seguir en la brecha «es más una cuestión de actitud que de jubilación». No entiende a la gente que «no disfruta de la vida, porque nunca se deja de aprender». La familia La familia es una de las parcelas más gratificantes de la vida de doña Sofía. Sólo tiene palabras de cariño para sus yernos -su opinión sobre Jaime de Marichalar no ha cambiado tras su separación de doña Elena- y para su nuera. De la Princesa destaca que es muy inteligente y trabajadora. Confiesa que se ayudan mutuamente y admira «su facilidad para hablar en público». Pero su sonrisa se amplía y sus ojos se iluminan cuando habla de sus ocho nietos. Confiesa que siempre que puede ejerce de abuela. O ella va a verlos o ellos van a Zarzuela, porque «tener a los ocho juntos es divertidísimo». Declara, muy seria, que «no les consiente» y que les dice «que se miren a sí mismos, que se conozcan para poder conocer a los demás y que piensen en los otros». Indica que no tiene preferencias y les dedica afectuosos calificativos, porque, agrega, «cada uno tiene algo, son diferentes». De la Infanta Leonor asegura que «es preciosa y que se parece a ella en el corte de cara» y de la niña de la Infanta Elena comenta que «Victoria está cada vez más guapa». Reconoce que los niños de hoy, incluidos sus nietos, «tienen demasiadas cosas, que cuando llega la Navidad es la saturación» y sus pensamientos vuelven con nostalgia a cuando era pequeña y vivía en Egipto, en el exilio, junto a sus padres y hermanos. «Papá Noel -dice- me trajo una muñeca, sólo una, que se llama Elena», y aún la conserva en un baúl, y a su hermano, Constantino, «un barco, pero sólo uno». En Navidades siempre están presentes su «nanny», un hermano, su madre, la reina Federica, porque -comenta- «lo más doloroso es acordarse de aquellos que han muerto: de tus padres, de los padres del Rey...» Doña Sofía se adaptó enseguida a las costumbres y al carácter de los españoles -se instaló en Madrid en 1962-, «muy parecidos a los griegos», y resalta que «el Rey le ayudó mucho». Añade que disfrutaron enormemente y que en aquellos tiempos era el Monarca «el que hacía las maletas». «Me siento libre» Le importa poco no salir a la calle como cualquier otro ciudadano. «No, no lo añoro. No me hace falta ir de compras. Me siento libre porque he hecho lo que quería hacer», manifiesta segura, al referirse a su trabajo como Reina de España. Doña Sofía se considera afortunada por haber viajado tanto. «Nos hemos movido mucho y eso es una bendición, porque hemos conocido a muchas personas y culturas y eso abre la mente», explica. Viaja desde muy pequeña. Recuerda que durante la Segunda Guerra Mundial «era muy niña y muy feliz», y que cuando vivía en el exilio en Sudáfrica en un año cambiaron de casa once veces. «¡Con lo que eso debió de suponer para mis padres!», exclama. Ese afán viajero la llevó a patearse descalza todo el sur de la India. En sus desplazamientos -más en los privados y fuera de España- se mueve con bastante libertad, pero no la echa en falta en el día a día. Admite que come todo lo que le dan, salvo carne. Reconoce que es vegetariana a medias, porque toma algo de pescado, aunque le es imposible comer animales. «Los adoro». Ese rechazo lo tiene desde pequeña. Cuando le daban carne «hacía bolas en la boca» hasta que podía deshacerse de ellas.

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