Diario de León

ana isabel blanco | catedrática de sociología de la universidad de león

Blanco: «Para formar líderes hay que educar en la empatía y la solidaridad, que son valores típicamente femeninos»

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Ana Isabel Blanco es catedrática de Sociología de la Universidad de León y una de las fundadoras del Seminario de Estudios de Género. Forma parte del plantel docente del curso de igualdad dirigido al personal docente en el Cfie (Centro de Formación del Profesorado e Innovación Educativa).

—¿Se puede achacar a la falta de modelos masculinos en la escuela el mayor fracaso escolar de los chicos?

—Eso no tiene sentido porque cuando ingresan en la escuela niños y niñas ya tienen su identidad sexual y saben lo que se espera de ellos y ellas. Que sean mujeres las enseñantes no quiere decir que sean portadoras de modelos. En los estudios de aulas se ha visto que tanto hombres como mujeres regulan menos el comportamiento de los niños, de modo que unos y otras refuerzan los patrones de género. Y además hay otros agentes de socialización muy potentes como la familia, los medios y las amistades.

—¿La escuela segregada puede corregir esas desventajas?

—Los modelos de escuela segregada se utilizaron en Escandinavia porque pensaron que el comportamiento más competitivo de los niños estaba perjudicando a las niñas, que no expresaban los logros con libertad. Fue una medida de acción positiva con perspectiva de género. Pero con una ideología conservadora la segregación siempre va en favor de los varones, que ya en sí es un grupo dominante, porque se entiende que están perdiendo posiciones. Uno de los axiomas de la sociedad patriarcal es que las mujeres son inferiores en inteligencia y se quiere justificar la desigualdad proponiendo la segregación el lugar de fijarse en el proceso de socialización.

—¿Cuál es la clave del éxito escolar?

—El éxito escolar no tiene como única variable la inteligencia. Hay que sumar el esfuerzo, la constancia, la repetición de contenidos de manera acrítica son claves, pues el objetivo es crear mano de obra dócil capaz de estar ocho horas sin protestar en un sitio. El modelo educativo de hombres competitivos, proactivos, agresivos e independientes no casa con el modelo de escuela de clase media para clases medias. A los niños en la escuela no se les corrigen muchas conductas porque se cree que son innatas, expresión de su naturaleza. Lo masculino se ha construido por oposición a lo femenino, que es obediencia, sumisión, solidaridad... Una de las razones de que las mujeres tengan mejores resultados es que su socialización está más sujeta a controles.

—¿Hay que socializar a los chicos con más valores femeninos?

—Hay que ver en positivo las características típicamente femeninas como la obediencia y aceptación de normas, la estabilidad de las relaciones afectivas y no caricaturizar estos valores como negativos para los varones. Si se necesitan líderes, hombres y mujeres, capaces de dirigir y tomar decisiones que afectan a todo el mundo, hay que educar en la empatía y la solidaridad que tradicionalmente se atribuye a las mujeres. —Las mujeres asumen valores masculinos, pero los hombres rechazan los femeninos. —Para ellas es como acceder a un privilegio y para ellos perderlo. Por eso decir que coeducamos porque tratamos igual a niños y niñas es no entender que ya vienen a la escuela con patrones diferentes. Hay que incorporar la perspectiva de género: visualizar las desigualdades salariales, los micromachismos, la infrarrepresentación política de las mujeres.

—¿Y esos argumentos de que el problema es de diferencia hormonal y genética?

—Se ha comprobado que cerebralmente hay más diferencias intragenéricas que entre hombres y mujeres y en cuanto a las hormonas se sabe que tanto hombres como mujeres segregamos testosterona y progestorena... No se explica en la diferencia hormonal el que la mayor parte de los delitos sean cometidos por varones. El control que se ejerce sobre los varones es más débil porque se les educa para ser quien defina la norma y decida si vale, de modo que ellos se las pueden saltar.

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