Diario de León

Zapatero asume que las políticas las condicionan los minoritarios

El Gobierno se ve obligado a rectificar sus propuestas para poder recabar apoyos en el Congreso de los Diputados

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| MADRID
León

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Es sabido que la imposibilidad de pactar nada con el PP y la decisión de prescindir de un socio estable mantiene a Rodríguez Zapatero en precario ante el Parlamento y sujeto a las veleidades de las minorías. Así las cosas, el jefe del Ejecutivo no puede desdeñar ninguna pareja de baile. Baila con todos. Pero la promiscuidad, a veces, cuesta caro, como ocurrió este martes, cuando los socialistas pactaron una reforma fiscal con la izquierda y la retiraron acto seguido por presiones de CiU. Fue el mejor exponente de su inestable equilibrio, más no el único.

Si, como se dice, rectificar es de sabios, el PSOE de esta legislatura lleva camino de ser una eminencia. El sainete fiscal de esta semana no fue una casualidad. Hace un mes, con motivo de la votación de las resoluciones del debate sobre el estado de la nación, los socialistas acordaron con los nacionalistas catalanes una propuesta para la reforma del mercado laboral un lunes por la noche. El martes por la mañana se desdijeron y la retiraron por las presiones de Izquierda Unida y los sindicatos. Los mismos actores con los papeles cambiados. No es un capricho del destino, es el sino de Zapatero, que no tiene otros mimbres para forjar mayorías parlamentarias que coronen con éxito sus iniciativas.

El portavoz de Esquerra Republicana, Joan Ridao, tira de símil circulatorio para describir la situación del PSOE: «pone el intermitente a la izquierda pero tuerce a la derecha». Menos amables son las valoraciones que hacen otros líderes de los socialistas. «Son cortoplacistas», sostiene el portavoz de CiU, Josep Antonio Durán Lleida; «están desorientados», comenta el representante de Iniciativa, Joan Herrera; «son unos incapaces», zanja rotundo Mariano Rajoy.

Ni siquiera en el círculo más cercano a Zapatero y la dirección del PSOE se intenta elaborar grandes excusas. Lo ocurrido recibió todo tipo de calificativos en el seno del grupo socialista. «Un esperpento con todas las letras», admite uno de los más estrechos colaboradores del jefe del Ejecutivo. Su análisis no es halagüeño: «no se puede negar que tenemos problemas de coordinación y de fijación de posición». La abundancia de interlocutores no ayuda.

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