Diario de León

Sanz Roldán acometerá sin purgas el cambio de los servicios secretos

El nuevo director del Centro Nacional de Inteligencia tendrá que hilar fino para restaurar la disciplina y recomponer algunas funciones sensibles de la institución

Carme Chacón y Sanz Roldán, durante la reunión que mantuvieron el pasado viernes.

Carme Chacón y Sanz Roldán, durante la reunión que mantuvieron el pasado viernes.

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El nuevo director de los servicios secretos tendrá una labor «compleja», pero sabrá tomar las decisiones oportunas para que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) funcione con «normalidad». Con esta declaración de intenciones, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega dio la bienvenida al general Félix Sanz Roldán al frente de los servicios de inteligencia. El ex jefe del Estado Mayor de la Defensa ha recibido el encargo del Gobierno de restaurar la disciplina y pacificar la rebelión interna que dinamitó el mandato de su predecesor.

Sanz Roldán tendrá carta blanca para modificar el organigrama directivo y fichar a personal de su confianza, pero sin realizar purgas masivas, como pretendía el dimisionario Alberto Saiz para cegar las filtraciones internas que sacaron a la luz presuntas irregularidades en el uso de fondos públicos. Fuentes gubernamentales confirmaron que Saiz llegó a presentar antes de irse un plan de depuración que hubiera afectado a unos 60 agentes.

Último intento. Fue su última baza para «limpiar la casa» de elementos desleales. Zapatero y Chacón respondieron con un no rotundo porque quien había creado el problema, Saiz, no podía encarnar la solución.

Con este clima enrarecido deberá campear ahora Sanz. El teniente general tendrá que hilar fino para apaciguar los ánimos y recomponer las heridas internas. Un cometido que, salvando las distancias, ya realizó cuando fue el emisario del Gobierno para la difícil tarea de reconstruir las relaciones militares con Estados Unidos a raíz de la retirada de España de Irak.

Descontentos. Uno de los desafíos del nuevo jefe de los espías será el de dar una salida a los agentes descontentos. Las peculiaridades de un organismo endogámico, al que se accede por un proceso de selección y en el que, por regla general, lo normal es hacer carrera hasta la jubilación, complican cualquier depuración. Por ello, uno de los asuntos que podría plantear Sanz para resolver el entuerto es una reforma del régimen interno que permita restaurar la disciplina en el centro.

Los 37 cambios en cinco años que realizó Saiz, desde subsecretarías hasta jefaturas de área, provocaron un terremoto en los servicios secretos con el que ahora tendrá que apechugar su sucesor. Saiz fue capaz de fulminar una de las columnas vertebrales del espionaje, la división de lucha antiterrorista, para aplacar los «problemas personales» entre los jefes de inteligencia y el de operaciones del CNI, según reconocen fuentes conocedoras del caso.

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