Diario de León
Publicado por
Miguel Anxo Fernández
León

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Abundan más de la cuenta las películas con límites confusos. Como El cazador de sueños , que arranca como un suspense muy correcto para derivar hacia los caminos más trillados del fantástico aderezado con pizcas de cine de catástrofes y personajes reconvertidos a caricaturas. Extraña más si el director tiene la solvencia de Lawrence Kasdan, autor de filmes tan apreciables y variados como Reencuentro , Fuego en el cuerpo o El turista accidental . Quizá por aquello de recuperar la credibilidad del mercado, Kasdan aceptó asumir un texto de Stephen King y adentrarse en el cine de género, una alternativa lícita para cualquier creador por mucho que suene a frívola. King siempre garantiza rentabilidad por poca que sea. Lo que no admite indulgencia alguna es la torpeza de Kasdan para no evitar esa fricción tan brusca entre la primera parte centrada en mostrarnos la relación entre los cuatro amigos y el insólito hecho que marcaría sus vidas desde la infancia, incluyendo la fascinante atmósfera del bosque nevado en torno a la cabaña, y la segunda, con la irrupción del esperpéntico oficial Morgan Freeman, especialista en cazar alienígenas. De una especie de realismo fantástico a la manera King, con mucho de mágico, se pasa al serie Z incontenido, extraterrestres incluidos. Esa transición tan brusca pilla desprevenido al espectador y sorprende que un director tan experimentado como como Lawrence Kasdan no haya percibido semejante fractura. El cazador de sueños . EE. UU. 2003. Director: Lawrence Kasdan. Intérpretes: Morgan Freeman, Thomas Jane, Tom Sizemore. Terror. 136 minutos.

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