La aventura europea de Piero

César Aira es un escritor de difícil encasillamiento. Y la naturaleza de Canto castrato no ayuda a despejar tal incógnita. El libro complica, gozosamente, el perfil de este artista inclasificable para el lector español, que ya había identificado en cierta medida el material imaginario de Aira. Es un mundo que resulta casi inaprensible en cuanto afecto a un absurdo cercano al surrealismo, con buenas dosis de atemporalidad, y que conjuga armónicamente la base real y el suceso extraordinario, aun revestido del gris más cotidiano. Pero el poliedro creativo del tímido César Tomás Aira (1949, Coronel Pringles, Argentina), luce infinitas caras. Con 40 libros a sus espaldas y una trayectoria de profesor, ensayista, dramaturgo, cuentista y conferenciante, en su nueva obra, Canto castrato , aflora una nueva faceta; la del escritor de una novela inusualmente gruesa y con empaque histórico. Es la del cantante soprano una gran aventura transeuropea, de Nápoles a San Petersburgo, en un tiempo en que el continente no era tan accesible. Con una sencillez apabullante y un deslumbrante despliegue narrativo, Aira se hace eco del intrigante fasto rococó, el esplendor frívolo de las cortes europeas que, en su decadente depravación (corre el siglo XVIII), son sordas a cualquier síntoma que anunciara las revoluciones burguesas. El hilo conductor es Piero Il Micchino, cantante que augura el final de la era de los castrati ; y tras el divo enamorado, herr Klette, viejo romántico que emprende una lucha consciente, en su melacolía, que evite la extinción de aquel mundo. CANTO CASTRATO: César Aira. Mondadori. 304 páginas. 16 euros. Calificación: