Nunca se sabe...

Desde La fiera de mi niña los amores entre opuestos constituyen todo un clásico de la comedia. A esa corriente se apunta Y entonces llegó ella . Lo malo es que la hippie errática y el especialista en seguros que interpretan Jennifer Aniston y Ben Stiller no son Katherine Hepburn ni Cary Grant. Y eso que ellos lo intentan con empeño y Alicia Laorden y Juan Bernal, sus voces españolas, los ayudan con el timing exacto, un ritmo vocal que, a veces, hace del doblaje un arte. Tampoco el director John Hamburg es Howard Hawks, de hecho ni alcanza la ratio de Blake Edwards en el divertido, pero burdo, número del papel higiénico, que es como el de El Guateque pero en guarro. Estamos navegando, más bien, por las ciénagas infantiles de la moda escatológica que revitalizaron Bobby y Peter Farrelly, atilas de la comedia moderna para los que Hamburg alguna vez ha escrito guiones. Afortunadamente, «nunca se sabe», como dice el estrábico Stiller, muy en su papel de analista de riesgos que ha tomado la duda como religión. Y efectivamente, en un páramo hortera de gags fallidos, aparece una luz. Lo mejr de la película es el amigo del protagonista. Philip Seymour Hoffman brilla con la clase de su comicidad desmañada en un peripatético papel de actor venido a menos que sobrevive en el teatro under , empeñado en ser primero de cartel y no el secundario Judas de Jesucristo Superstar. Sólo él nos impide emular al protagonista de Y entonces llegó ella , que vomita 19 veces durante los 48 días que dura el romance. Y ENTONCES LLEGÓ ELLA: EE.UU., 2004. Dir: John Hamburg. Int: Ben Stiller, Jennifer Aniston. 91 minutos.