Dos miradas unidas por el arte

La sala Torreblanca, del Nuevo Recreo Industrial presenta estos días una interesante exposición con las obras de una pintora leonesa y un pintor catalán. Ana Carrera y Ricard Arilla llevan mucho tiempo dedicándose a la pintura, pero es la primera vez que realizan una exposición de estas características. La leonesa, que lleva viviendo muchos tiempo viviendo en Cataluña, no puede olvidar que vivió en pleno casco histórico de León, a la sombra de la Catedral, y por eso prefiere de entre todo los cuadros que ha dedicado a los rincones de la capital y de la tierra maragata de donde desciende. Lo más interesante son sus bodegones, auténticos ejercicios de buena pintura, en los que demuestra su interés por el clasicismo, sin dejar por ello de incorporar detalles de modernidad. Aunque últimamente se ha volcado en el óleo, sus cuadros al pastel tienen una gracia especial, un acento más innovador y una técnica más suelta. Quizá el único pero sea el haber incorporado obras de muy distintas épocas en las que, si bien se puede contemplar sus evolución, hay una falta de coherencia. Pero esto no empaña en absoluto su estupenda interpretación artística. Por su parte, Ricard Arilla sigue una línea más actual, con obras de muy diferente registro, en las que se pueden ver hasta cuatro capítulos bien diferenciados. Sus bodegones están realizados con abundante materia plástica y con un gran sentido de la composición y el color. Sus otros apartados los dedica a la abstracción, con unos cuadros en los que detrás del informalismo late la realidad oculta del paisaje; a las panorámicas marinas, con interpretaciones muy personales del tema, y a los cipreses. Arilla disfruta de la verticalidad del árbol tal y como si hubiera estado recluido largos meses en Silos, contemplando el ciprés más cantado del mundo por poetas de todas las lenguas.