Diario de León

Oso a la vista

Con el primer rayo de luz de primavera salen de su hibernación para volver a la vida. Osas con sus oseznos y grandes machos en busca de pareja. La grandeza de la naturaleza vista desde potentes telescopios terrestres, desde la ladera de enfrente. Es el avistamiento de osos. Una forma de entender la vida natural y el turismo. En León.

Los guías señalan desde la ladera contraria el lugar donde se encuentran los osos. Abajo, ejemplares avistados en Laciana y el Bierzo durante uno de los viajes de observación organizados por la empresa leonesa WildWatching Spain, que traen a León viajeros

Los guías señalan desde la ladera contraria el lugar donde se encuentran los osos. Abajo, ejemplares avistados en Laciana y el Bierzo durante uno de los viajes de observación organizados por la empresa leonesa WildWatching Spain, que traen a León viajeros

León

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Al amanecer, los guías señalan la presencia de osos. Son monitores de la Fundación Oso Pardo, pioneros en la conservación de ejemplares en peligro de extinción en la cornisa Cantábrica. Sus patrullas especializadas guían en silencio a los viajeros. Están en el Territorio Oso. En plena provincia de León. En las montañas de Laciana y el Bierzo, a simple vista.

Es el objetivo de viajeros llegados desde todas partes del mundo. De Japón, Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Bélgica, Canadá... Ver osos en su hábitat natural. Un espectáculo que ofrece la naturaleza a la luz del día.

Las rutas de la empresa leonesa WildWatching Spain (wildwatchingspain.com/index.php/Oso, info@wildwatching spain.com 608990715 y 984184445), fundada por Ignacio Reyero, Luis Frechilla, Luis Robles y Javier Pérez, nacidos en León, Riaño y Boñar, ofrecen una fórmula diferente de acercarse a la naturaleza y compaginar turismo y medio ambiente de la forma más natural que existe: mirando.

De abril a junio, de agosto a finales de septiembre, de 7 de la mañana al mediodía y desde media tarde hasta que caiga el sol. Con tiempo de sobra para comer en la ‘civilización’. Con potentes telescopios terrestres para ver sin ser vistos. Máximo respeto.

La recuperación de osos en el corredor cantábrico permite este tipo de acercamiento natural a una especie salvaje. Sin aproximarse pero tan cerca que sorprende.

En la otra ladera, una osa con dos oseznos se aventuran entre los brezos. Y más tarde, otra familia recorre la montaña parsimoniosa. Si hay suerte, que suele, se puede ver a los grandes machos en busca de pareja. Es tiempo de celo.

El oso como aliado, como fuente de ingreso y desarrollo económico sostenible para los pueblos de la cordillera y no como potencial enemigo. Es la filosofía de la Fundación Oso Pardo y WildWatching, que ha atraído hasta León a naturalistas y especialistas de National Geographic.

En primavera, todo comienza con la primera luz del día. En Villablino, los coches de la organización conducen en grupos reducidos a los visitantes hasta las zonas de avistamiento autorizadas y que han fijado los guías especializados. Quizá una pequeña caminata hasta el lugar con mejor luz. Allí, a la vista, a unos 400 metros, el oso. Su forma de vida al alcance de telescopios y binoculares. Al mediodía, los coches regresan al pueblo. Es la hora de la siesta, también para los osos. El avistamiento se reanuda hacia las cinco de la tarde hasta la caída del sol. Es el fin del viaje pero no de una experiencia que se queda grabada en la memoria para siempre.

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