Diario de León

De viaje a

Mansilla de las Mulas

De lejos, imponen sus murallas. Las alzó un rey y tras ellas se refugiaron los pioneros de la repoblación. Dentro están las raíces, costumbres y esencia de León, en el Museo Etnográfico

Las imponentes murallas de Mansilla, el Museo Etnográfico de la provincia enclavado en un antiguo monasterio, soportales de la Plaza Mayor, Mansilla de noche, piedras que hablan de la historia es esta tierra, una de las calles de la localidad. Así es hoy

Las imponentes murallas de Mansilla, el Museo Etnográfico de la provincia enclavado en un antiguo monasterio, soportales de la Plaza Mayor, Mansilla de noche, piedras que hablan de la historia es esta tierra, una de las calles de la localidad. Así es hoy

León

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P asa por allí el viejo Camino de Santiago, el auténtico, el primigenio, el que surcaron los primeros peregrinos en busca de la luz. Ha dado en llamar ruta Trajana y aunque no sea la calzada que pagó de su bolsillo el mismísimo emperador romano, no anda muy desencaminada la historia pues aquí pusieron sus botas los dominadores romanos y hasta aquí tal vez llegaron como hordas de refugiados los astures rendidos al asedio de Lancia. Y ahí sigue ‘Mansiella’, a la que pusieron las legiones nombre y un puente, el único que cruzaba el Esla de orilla a orilla. El paso de piedra tiene ahora ocho bellísimas bóvedas de cañón que saltan 141 metros. Una obra medieval rehecha en 1573 que es historia en sí misma, pues si se detiene el viajero podrá contemplar ocho siglos de obra en su fábrica.

De lejos, imponen sus murallas. Las alzó un rey y tras ellas se refugiaron los pioneros de la repoblación. De cerca, la belleza se impone. Por tramos, hasta 14 metros de altura. Apoyadas en el río que fue Astura se abren completa en el Arco de Santa María, la única de las cuatro puertas que se conserva tal como fue.

Entrar en Mansilla es adentrase en la historia más profunda de León, en su raíces y costumbres. Tal vez por eso está ahí radicado el Museo Etnográfico de la provincia, una joya que conserva en su interior la esencia de esta tierra antigua y hermosa.

La historia se cuenta también en piedras sagradas que han compuesto iglesias, ermitas y monasterios, en lascas guerreras que levantaron castillos y cercas, en losas que asfaltan calles y en barro que construyó hogares.

Historia tiene también el apellido de Mansilla, pues era famosa su feria ganadera de 600 años de vida, con sus afamadas mulas, hoy reconvertida en exhibición de maquinaria. Y la del tomate, cada último domingo de agosto, rendidos en León y fuera de aquí al sabor de un producto de la huerta que es autóctono, especial, único. Y otra más, la medieval, que el último domingo de julio recuerda la época de esplendor y recrea la vida del medievo en trajes y compras.

Merece Mansilla un paseo al abrigo de sus murallas, ahora en invierno o cuando rompe el estío. Y reposar la caminata con un buen plato de su magnífica gastronomía, cultivada con lo mejor de una huerta fecunda de tierra grande.

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