Es tiempo de godello

En sus viñas, con una inmensa riqueza varietal, hay cepas de Moscatel, Gewürztraminer, Chardonnay y algunas otras variedades blancas más. Y en su catálogo de vinos la bodega tiene monovarietales de esas tres, incluso con volúmenes considerables de producción en el caso de la tercera, un clásico en el chateo en toda la comarca. Pero también hay Godello que no había sido aprovechado nunca por Castro Ventosa hasta que con la vendimia de 2013 hizo la primera elaboración comercial, añadiendo un año después un segundo vino. Son los que están ahora en el mercado.

«Está cambiando el perfil del vino, se rechazan los blancos con exceso de azúcares y por otra parte la crítica especializada ha despertado el sentido de aprecio por los blancos locales y además en el Bierzo se ha hecho una gran campaña en favor del godello que está teniendo su respuesta en el consumidor, que además no es marquista, es decir, pide godello sin especificar qué godello. Eso puede ser bueno en sentido general y no tanto para algunas bodegas. Pero lo cierto es que la oferta está creciendo muchísimo, es la variedad que está de moda y sin duda será también la de futuro. Es bueno que la gente de fuera ponga el ojo aquí», afirma Raúl Pérez Pereira, sin duda alguna la voz más autorizada de la enología berciana.

«Es una variedad con mucho potencial por sus aptitudes para ir a la barrica —explica el enólogo—. La acidez es fundamental porque da muchas posibilidades para la crianza. Es cierto que acaba de llegar, pero será sin duda para quedarse, aunque por historia nuestra variedad blanca debería ser la Doña Blanca, que se identificaba como de aquí y que ahora se ve desplazada». No renuncia Pérez Pereira a ese capital y a acudir en su rescate. Tampoco a la Jerez, «muy forzada por las características del suelo», pero que podría tener un adecuada expresión en vetas calizas. De hecho realiza elaboraciones experimentales con uva de Friera. Y aunque entiende que el «tránsito normal» de la bodega es reducir chardonnay en favor del godello mediante un proceso de injertado de es as y otras cepas, por su cabeza pasa también «darle una vuelta» a ese vino que constituye, como algún otro, una singularidad de la casa.

Es la procedencia de la uva lo que diferencia los dos godellos de Castro Ventosa: una parcela de suelo de arena para el Valtuille y tres arcillosas en Villafranca, Cacabelos y Valtuille de Abajo para El Castro de Valltuille . En ambos casos son vinos con un año en barrica y en cuya elaboración no se hicieron battonages —«el movimiento de las lías oxigena en exceso y precipita el envejecimiento»— ni controles de temperatura en la fermentación: «Sacrificas parte de la fruta, pero ganas identidad».