Diario de León

El godello estaba aquí

Cuando casi todos van, Prada vuelve. Y ahora que el godello es el «gran descubrimiento, el no va más», él solo recuerda que lleva 25 años elaborándolo. «No inventamos nada, aprovechamos lo bueno de toda la vida», dice..

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RAFAEL BLANCO
León

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Vino alegre, chispeante y con genio elaborado con la variedad Godello de nuestras propias viñas de Canedo. Partida de 13.250 botellas. A tope. Blanco 91 de Prada». Aquella ruda y sin embargo genial y universalmente conocida y reconocida etiqueta ponía, una vez más, a José Luis Prada Méndez por delante de todos los demás y no deja de ser un acto de justicia que 25 años después, cuando a todo el mundo se le llena la boca con —y de— godello, reivindique que él llegó primero y siempre estuvo ahí. Ensayó antes otros blancos, polivarietales, sí, porque era lo que había en la viña de ese Bierzo que siempre se puso —y se pone— por bandera. Pero no más de dos años después descubrió el potencial de la variedad e intuyó que había en ella mucho futuro. Mucho tiempo después lo siguieron otras bodegas, pero la mayoría de ellas tardaron casi un cuarto de siglo en adivinar de dónde soplaban los vientos.

En 1989 plantó varas de esa variedad en la viña del Palacio y en San Martín y un año más tarde lo hizo en El Regueiral y Campelo. El año pasado injertó 5.000 pies y tiene preparada una hectárea para ampliar este año la plantación. Esa base consolidada permite a la bodega de Canedo disponer «cien por cien de uva propia y cien por cien de uva ecológica», enfatiza con orgullo su enólogo, José Manuel Ferreira, como base de elaboración del blanco seco, pero también del espumoso Xamprada . En cualquier caso, será la vendimia la que condicione la producción anual, porque lo que jamás hará la bodega es proveerse de uva ajena.

Esa convicción hecha dogma le supuso, no sin dolor, reducir a la mitad la elaboración de blanco tras la última vendimia —de 30.000 a 15.000 botellas—, pues a los efectos del mildiu y la extrema sequía hay que añadir la merma que de manera natural impone el tipo de cultivo y la producción ecológica. «Lo asumimos con tristeza por la merma y por los clientes a los que no lleguemos con el vino, pero orgullosos porque es nuestro», defiende Ferreira San Miguel. «Sabemos que nuestras viñas, por ubicación y altitud,porque estamos en el extremo de la olla y en laderas, se ven más expuestas a las condiciones del año, pero tenemos que ser fieles a la tipología, a la idea de un vino de zona, de Canedo, que además sea característico de la añada y que sea consecuente con nuestro compromiso de absoluto respeto a la tierra. En ese sentido, no nos queda más remedio que adaptar las elaboraciones a esas condiciones coyunturales», afirma el enólogo que tiene entre ceja y ceja el empeño de tentar elaboraciones más complejas: «El mercado busca novedades de manera continua y tenemos una uva con unas posibilidades increíbles. Hay piedra sobre la que esculpir».

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