Diario de León

La recomendación de... Ángeles Fernangómez, escritora

Desfiladero de las Conjas

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Si hacemos caso del tan conocido aforismo del autor del siglo de oro, Baltasar Gracián, «lo bueno, si breve, dos veces bueno», inevitablemente, uno de los lugares a los que se nos iría la mente –para los que tenemos el placer de conocerlo—, sería al pequeño pero hermoso desfiladero de Las Conjas, tan solo de 8 kms, pero de una gran belleza, situado en el nacimiento del río Cea y serpenteándolo su carretera poco antes de llegar al pueblo de Prioro. Lo conforman formaciones rocosas de conglomerados cuarzosos que, junto a los líquenes que a sus piedras se adhieren, dan esos tonos ahora amarillos, ahora verdes...

Hace años, la carretera que lo curvea junto al río, era uno de los caminos directos a Riaño y Valle de Valdeón. A partir del cierre del pantano, la carretera se bloqueó en Pedrosa y los hermosos pueblos de montaña de Puente Almuhey a Prioro, quedaron un poco más aislados de lo que ya estaban, y con ellos, también su desfiladero. El río Cea siguió sonando, el gran pinar que circunda el desfiladero siguió creciendo, pero el aislamiento también aumentó: ya el gps no marcaba esa carretera como ruta casi obligada hacia Riaño y los Picos de Europa. Incluso el único edificio de Las Conjas, pasado el puentecito, está hoy de capa caída pudiendo ser, si se cuidara, un lugar de parada y fonda de los de calificar de ensueño. A pesar de todo, se puede llegar a Riaño y Picos perfectamente por esta ruta, porque la carretera de Pedrosa une con Besande y, a veces, es mejor viajar sin tiempo para no perderse lugares como este.

Hasta llegar al desfiladero hay pueblos como Villacorta, al que vas solo si vas, porque el ramal de carretera acaba acaba en él; Valderrueda a la solana, Morgovejo, de gran belleza arquitectónica rural; La Sota, Caminayo, allá en lo alto, perdido entre montañas y callado, Tejerina, igualmente bello y alto al otro lado, donde suena el agua por las empinadas calles y cuelgan hasta hábitos de los tendales. Y, al rebasar Las Conjas, aparece Prioro, con porte de capital y rodeado de valles y montañas, así como el mayor número de hórreos de la zona. Siguiendo la ruta, se llega al Alto del Pando, puertecito de montaña con un bello hayedo y unas vistas verdaderamente impresionantes, tanto si se mira hacia el camino ya recorrido, como si se lleva la vista hacia el futuro próximo de los picos de Riaño.

Y todo ello, aún con el sabor en el recuerdo de habernos parado hace muy poco a pasear y contemplar ese pequeño, pero hermoso y, quién sabe si olvidado, Desfiladero de Las Conjas.

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