Diario de León

Vino como sentimiento

«Vinos con corazón», el eslogan que identifica e impone carácter a los ‘Primus Bergidum’, es sobre todo una de- claración de intenciones. Un compromiso inquebrantable..

AMANDO GARCÍA

AMANDO GARCÍA

Publicado por
B. Fernández
León

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Elaboramos sólo el vinín que podamos hacer con respeto, pasión y sentimiento». Esa es la máxima que, en palabras de Amando García, se impone en la ilusionante actividad que comparte con José Teijón y Julio Rivera, unidos desde la adolescencia por la amistad y las vivencias en la viña y ahora también por esos recuerdos, una inevitable nostalgia y el amor por el vino en el cálido cobijo de la bodega. Bajo el epígrafe de «vinos con corazón», presente en cada una de las botellas que elaboran con tanto mimo —ahora ya unas doce mil al año— subyace una manera muy particular de interpretar la actividad vitivinícola: «Lo nuestro es otro rollo que no tiene nada que ver, al menos originalmente, con el negocio, sino con una idea más romántica del vino», afirma Amando García. «Mi relación con Jose y luego con Julio —reflexiona— llegó a través de la viña, de las podas, las vendimias...buenos ratos que también compartía con mi abuelo. El vino, que entonces había que verlo como un alimento duradero en el tiempo e imprescindible en la dieta de quienes trabajaban en el campo, formaba parte de la familia y de esas relaciones de amistad».

A partir de esos recuerdos tamizados en nostalgia, y también como consecuencia de la quiebra de la cooperativa de Cabañas Raras, a las que las familias aportaban la mayor parte de la producción de sus viñas, surgió la tentación de convertirse en microelaboradores, reservando para el vino propio lo mejor de la vendimia y vendiendo el excedente, cada vez menos.

La primera elaboración de Primus Bergidum fermentó en 2012 y la que supuso un punto de inflexión para el proyecto es la ya agotada de 2015 y su presencia hace casi un año en la feria de los vinos del Bierzo en Madrid, que abrió nuevos horizontes comerciales para la bodega, sobre todo en el exterior. Eso ha supuesto un incremento de la producción, más notable en la vendimia de 2017, pero ya previsto en la de 2016, cuyos vinos aparecerán de inmediato en el mercado. También la necesidad de un lugar más adecuado para la elaboración, quizá a partir de la rehabilitación de alguna casona en Cacabelos. Pero no la alteración de los principios que inspiraron el proyecto y que sin duda tienen la mejor representación en la fotografía de las manos de una abuela que protagonizan la etiqueta de sus vinos: «Son las que con el mismo tesón y mimo trabajaban en el campo, lavaban la ropa, hacían una tortilla o te sorprendían con la caricia más tierna».

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