Urdiales del Páramo espera
A 35 kilómetros de la ciudad de León, el municipio paramés brinda un remanso de tranquilidad y paisaje llano para caminar y disfrutar de las puestas de sol que miran al Teleno.

Un paseo largo tranquilo y con un paisaje casi llano y fértil.
De Mansilla del Páramo a Santa María del Páramo hay un paseo peatonal accesible para todas las personas. Un recorrido que no solo es recomendable para sanar el cuerpo sino para la reflexión y la quietud que se experimentan en un paisaje paramés que mira al Teleno para encontrar una de las puestas de sol más bonitas de la provincia. El tramo, apto para todas las edades y condiciones, muestra en estas fechas una primavera desplegada con los cambios de color que brotan de los distintos cultivos de la zona. El maíz es el rey de las tierras de esta zona del Páramo, pero las cosechas también son ricas en alubias o remolachas, entre otras; una forma de vida que comparte protagonismo con la ganadería, que han supuesto el motor económico de la zona.
Un municipio tranquilo, de buena vecindad, en el que las localidades de Urdiales, Mansilla y Villarrín comparten tradiciones sin ruido y patrimonio reposado reflejado en los retablos de sus iglesias en un entorno que respira el señorío y el legado de los Condes de Luna.
La torre de Urdiales del Páramo es el santo y seña del pueblo. Con más de 500 años de antigüedad, dibuja en el cielo la tradición de unos habitantes que miran al campo como medio de vida y del que la torre, situado en lo que fue Barrio y que ahora pertenece al mismo pueblo de Urdiales, es su máximo emblema. Ahí permanece erguida y señorial.
Para aprovechar este recorrido por el municipio es casi obligatorio visitar los retablos de las iglesias, como el de Mansilla, que tiene uno de los más bellos de la provincia, un tesoro que forma parte de su patrimonio artístico del siglo XVII, como el Cristo del siglo XIII.
Villarrín también presume de torre y campanario.
La cabecera del municipio conserva la escuela. El Colegio Rural Agrupado (CRA) de Bustillo del Páramo se trasladó a Urdiales hace un tiempo. Los vecinos aprovechan las instalaciones a las que asisten los niños para organizar todo tipo de actividades de ocio y culturales en invierno, la mayoría pensadas para prevenir el envejecimiento. En el colegio hay yoga, gimnasia, brisca y todo lo que sirva para evitar el deterioro cognitivo y la soledad no deseada.
El colegio y el Centro Cultural se convierten en nudo de convivencia y de actividad para el pueblo que en verano se reinventan para mantener activa a una población que crece, con ludotecas y talleres para niños y niñas.
La alcaldesa, María Luisa de Paz Macías, destaca la buena convivencia de los vecinos, indispensables para hacer que los turistas, paseantes o visitantes encuentren un destino para el desestrés y la tranquilidad de un paisaje casi llano y fértil.
Las ferias, las fiestas y las tradiciones son parte del atractivo de cada una de las tres localidades que conforman el municipio. La festividad de San Cipriano, el tercer fin de semana de septiembre, devuelve al pueblo a los nacidos que viven fuera. Las fiestas de San Cipriano, uno de los máximos exponentes de la iglesia católica, se caracterizan por una amplia programación cultural y musical.
En Mansilla del Paramo destacan la fiesta Sacramental (Octava de Corpus) que coincide con el siguiente domingo a la festividad del Corpus Christi (que tradicionalmente era jueves, aunque ahora esta festividad se ha traslado para el domingo); fiesta Patronal — San Martín de Tours — 11 de noviembre; y romería del Bendito Cristo de los Remedios — 3 de mayo —. En Villarrín del Páramo se celebra la festividad de San Miguel el último fin de semana de septiembre.