Diario de León

Rita Bosaho

EL BAILE DEL AHORCADO | El peligro de compadecer al forastero es la posibilidad de convertirse en él. Perder el rango racializado es perder la diferencia que uno tanto valora y atesora

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Por si acaso: las razas no existen. Existe la especie humana. Poner esos términos en nuestro universo cognitivo es una manera de justificar el racismo. Si hay diferencias genéticas, es normal que exista la brecha racial, las diferencias raciales, la superioridad racial, los colectivos racializados y todas las etiquetas que construimos para no sentirnos culpables por la creación del otro. ¿Qué quiere decir ser racial? ¿Un blanco es menos racial que un negro? ¿Es Antonio Banderas negro? ¿Latino? ¿Hispano? ¿Europeo? Lo que hacemos con este lenguaje es alterizar, ponernos por encima de los demás, edulcorar la conciencia, cosificar al que consideramos diferente.

Toni Morrison tiene un ensayo titulado La invención del otro en el que hace un descubrimiento fabuloso: «El peligro de compadecer al forastero es la posibilidad de convertirse en él. Perder el rango racializado es perder la diferencia que uno tanto valora y atesora». Da igual que la distancia se mida en desprecio, en miedo o en la idealización. Nadie es mejor ni peor por su pasado, ni por su color, ni por su religión, ni por su sexo. Con todas estas conductas no hacemos otra cosa que alejarnos de nosotros mismos mediante el intento de asimilarnos a lo que creemos mejor. Este engaño intelectual, con el que no se nace sino que se aprende por imitación, ha surgido con una fuerza inusitada en los últimos años por los efectos de la globalización. La ‘raza blanca’ a la que todos ustedes creen que pertenecen se agota, así que la identidad se refuerza. Eso es todo.

Tengo una pregunta: ¿Por qué Rita Bosaho tiene que ocupar la Dirección de Trato y Diversidad étnico-racial y no la de Calidad de Medicamentos y Productos Sanitarios? Exacto, por racismo, una cualidad que se da en un doble sentido. Porque la condescendencia es una manera de xenofobia, como el odio. Lo que implica el nombre que se da a la institución y la designación de una mujer negra como responsable es poco edificante. Supone crear una frontera y convertir a una gran parte de la población en extranjeros, incluida la propia Bosaho. Todo esto suena a la caridad más rancia. Lo próximo será llevar huchas del Domund al Congreso.

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