Editorial | Efectos para todos de un ‘brexit’ que se basa en el ansia por las fronteras

Todo procede del terrible error político de David Cameron, que se hizo prisionero de sus palabras y envió al Reino Unido a un referéndum que fue presa fácil en internet y en las redes sociales, con bulos y medias verdades que generaron tanto los irresponsables como los malintencionados. La inacción de las personas que tienen responsabilidades suele ser muy peligrosa. Y durante la campaña de la consulta del brexit se permitió que campasen a sus anchas los populistas y los demagogos, empujando a los británicos, a los europeos y todo el mundo a una situación tan dañina como impensable.

Los tiempos han corrido y las sucesivas negociaciones sólo han servido para cerrar la puerta a cualquier opción de revertir el error. El afán por poner barreras, por crear fronteras, se vende fácil. Pero exhibe un juego basado en intereses lamentablemente bastardos que acaba sacando sus facturas.

A la provincia de León los efectos del tsunami económico del brexit le llega con una minuta de más de 50 millones de euros que se ponen en cuestión. La necesidad de que se rebajen las trabas entre territorios para que todos puedan progresar es desde hace tiempo una obviedad a la que se resisten personajes tan diversos como el estadounidense Trump, los populistas podemitas o los neonacionalistas catalanes o italianos. Ese ansia por marcar lindes es totalmente incompatible con un siglo XXI de progreso.

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