Editorial | Fase 1: con transparencia y más claridad
El caos que se está generando en torno al pase de territorios a la fase 1 es consecuencia de la mala planificación del Gobierno, en un nuevo fracaso o lo que sería más grave por un cálculo político premeditado. Es evidente que ni Madrid ni muchos otros territorios están preparado para relajar el confinamiento. El repunte de contagios difundido ayer mismo ratifica que la necesaria salida de los niños está teniendo consecuencias. Y que intensificar el contacto de más personas prematuramente sería funesto, en forma de pérdida de vidas humanas y de aplazamiento de la deseada vuelta a la normalidad.
El grupo de expertos, sobre el que ni siquiera se difunden los nombres, tiene que fijar unos criterios más transparentes para evitar la ‘subasta’ de ayer por la tarde. Tanto por necesidad sanitaria como por salud democrática. Esta pandemia está manchando nuestro sistema de libertades con borrones de oscurantismo y autoritarismo nunca conocidos que deben corregirse con respeto a la ley y a las garantías constitucionales.