Diario de León

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Hoy, hace cien años, tres anarquistas catalanes en moto con sidecar -Mateu, Nicolau y Casanellas- frieron a balazos a Eduardo Dato, jefe del Gobierno, que si ya era grande, así le dieron grandeza. Era una España noqueada tras perder colonias y de explosiva agitación social. Era este país la patria del conflicto y Dato no vio mejor salida que crear el primer Ministerio de Trabajo, dato que le honra.

Los de Vox se rebotan al tumbarle el Psoe en el Congreso la propuesta de homenaje a este político que, según dicen,  era contrario a las grandes fortunas  (¿ignoran que Dato fue el representante legal para España de los Roschild o abogado durante décadas de las inmensa fortuna leonesa de los Álvarez Carballo que tanto ayudó a recrecer su bufete?).

Aunque Dato nació gallego por destino del padre militar, su raíz materna le tiraba a Vitoria, donde casó y tenía casa, pero vivió siempre en Madrid; y sin embargo, las once primeras actas de diputado en su carrera política las consiguió presentándose por Murias de Paredes, ¡manda carallo carballo!, y solo las cuatro últimas por Vitoria; y es que aquí le aseguraba las elecciones su cliente y amigo Secundino Gómez (el cacicato paternalista) del que heredó inmensa fortuna su sobrino  Octavio Álvarez Carballo  y la casona que se hizo a finales de XIX junto al palacio del Conde Luna, también suyo. Así que durante décadas Dato vino a menudo aquí, ya fuera en campaña electoral o en asistencia letrada. Ayer el ayuntamiento de Vitoria (cuya calle principal se llama Dato) le promovió un homenaje oficial y de algún modo también en las ocho ciudades donde tiene calle. En León, ni eco. Ni calle. Lo propio. Pero también lo justo en este caso, porque Dato acabó inflando los cojones de todos los omañeses al no haber hecho absolutamente nada por este distrito electoral en los 28 años que lo representó; de ahí le interesaba el acta, pero sus intereses eran otros, así que ojo al Dato. Sin embargo, en León sigue «haciéndose» cada semana la habitación que dispusieron para don Eduardo en la casona de los Carballo... por si se presenta.

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